La amplia llanura central de la isla, conocida como «El Jable», así como el área sepultada por las erupciones de 1730-1736, son consideradas las zonas de mayor población aborigen de Lanzarote y acogen los yacimientos arqueológicos más importantes de la Isla. Este sería el espacio donde los majos (los aborígenes) levantaran el Poblado de Zonzamas o Cueva de los Majos (no confundir con la Cueva del Majo, en Tiagua) uno de los mayores poblados indígenas de Canarias, residencia del último "rey" de Lanzarote, y que continuó siendo habitado bastante después de finalizar la conquista.
El poblado de Zonzamas presenta un conjunto arquitectónico singular, dentro del panorama arqueológico canario. Se trata de cinco construcciones semisubterráneas que en ocasiones tienen planta circular u oval, y en otras, planta rectangular. Está parcialmente rodeado de una muralla de grandes piedras, actualmente en mal estado de conservación, que encastilla la cueva conocida tradicionalmente como "Palacio de Zonzamas", lugar de residencia del último jefe de la Isla.
En el interior del recinto hay varias construcciones conocidas como casas hondas (uno de los tipos de viviendas primitivas de la isla), que se caracterizan por tener su piso bajo el nivel del suelo y, de esa forma, hacer que la parte superficial fuese de baja altura, con lo que quizá se pretendía mitigar los efectos del viento.
Existen otras construcciones cuya funcionalidad se desconoce, destacando un recinto rectangular, en parte enterrado, que se compone de un pasillo central y varios compartimentos simétricos a los lados de éste. Se les han atribuido diversas utilidades tales como almacén o lugar de reunión. Los últimos estudios apuntan que pudo haber sido vivienda del último dignatario de la Isla, Guadarfía (Wadarfi, "liberado")
El poblado, una vez conquistada la isla, seguiría siendo habitado, este dato ha sido confirmado por los estudios arqueológicos que han revelado tres niveles de ocupación diferentes. En el más profundo, los materiales extraídos son de fabricación exclusivamente prehistórica, mientras que en los superiores se mezclan con otros de importación europea: fragmentos de clavos, hierros, cerámicas andaluzas del siglo XVI y cerámicas tipo Mojón, una tradición alfarera de la Isla que pervivió hasta fechas recientes.
En las afueras se sitúa la Cueva de El Majo, al noreste de Tiagua, en los terrenos pertenecientes al cortijo "Museo Agrícola El Patio". La Cueva del Majo es una cueva natural en tubo volcánico abierta al nivel del suelo. Rectangular y con amplias dimensiones, dividida mediante sólidos muros de piedra seca, en nueve compartimentos, colocados a los lados de un pasillo central. A ella se accede descendiendo a través de varios escalones que comunican con una amplia cámara cuya altura permite el fácil tránsito por su interior, pues la cámara tiene una altura de 4,3 m. Destaca el acondicionamiento, por los aborígenes, de parte de los muros con piedra seca, intervención que le ha dado un aspecto muy regular al interior del refugio. En algunas de las paredes han sido habilitados huecos que, probablemente, fueron utilizados como alacenas (una a la entrada y otra al fondo) para guardar alimentos u otros productos usados por los majos.
Entre los materiales recuperados, son numerosos los fragmentos de cerámica aborigen, también se encontraron diversos utensilios de piedra, tales como bruñidores, cortadores, trozos de piedras de molinos de mano giratorios, trituradores, etc.
La Cueva del Majo durante la Guerra Civil fue un refugio y posteriormente como vertedero. Buena parte de ese yacimiento, habitado como mínimo 1.500 años, al coincidir, al menos, con el periodo de la Cultura de Los Majos, entre los siglos IV y XIV, está intacto con un aceptable estado de conservación. |