En el siglo VI a.C. se fundó un poblado ibérico que se estableció siguiendo la cresta de la montaña. Alcanzó una extensión de unas tres hectáreas y no se abandonó hasta la segunda década del siglo I a.C. La montaña quedó abandonada hasta el siglo IV d.C., momento en el que se instalaba un cuartel militar estable que funcionó hasta los inicios del siglo VIII, el llamadoCastellum Fractum. Contenía un edificio principal rodeado por una muralla que, en parte, aprovechaba las de época republicana del oppidum. Tenía capacidad para hospedar puntualmente a un nutrido contingente de tropas. Sin embargo, los datos arqueológicos apuntan a que el mantenimiento lo aseguraba una pequeña guarnición fija.

El Yacimiento de los Sants Metges se encuentra a unos trescientos metros al sudeste del cuartel, alrededor de la actual iglesia de los Sant Metges. Se han descubierto diversas estructuras de habitación de tipo doméstico. Los materiales estratigráficos aseguran una cronología de los siglos V al VII. Formaban casas sencillas con zócalos de piedra, pavimentos de tierra compactada y hogares obrados con solera de arcilla. Probablemente vivía la guarnición del Castellum Fractum con sus familias, ya que se abandonaron en el mismo momento que el cuartel. Los enterramientos más antiguos se sitúan hacia la segunda mitad avanzada del siglo VIII. Se dispusieron sobre las ruinas de las casas visigóticas, que ya estaban amortizadas hacía décadas.

La actual iglesia de los Santos Médicos se erigió hacia el año 1000 y le rodeó un cementerio cristiano con las tumbas orientadas de este a oeste distribuidas de forma imperfecta en hiladas y con muchas superposiciones. Las más antiguas, las de los siglos VIII al XII, presentan mayoritariamente caja de obra y cubierta de losas de piedra. Las de los siglos IX y X suelen destacarse por perfil antropomorfo con el característico resalte del cráneo en planta. En cambio, a partir del siglo XIII en adelante, predomina la tumba de fosa simple que, con pocas variaciones, perduró hasta mediados del siglo XX. Bajo las tumbas del antiguo cementerio, han aparecido las estructuras de entre siete y ocho casas pertenecientes al poblado visigodo. Las viviendas, de una sola habitación, están datadas a partir del siglo V. Se trata de construcciones sencillas, con una base de zócalos, principalmente pizarra, sobre la que se levantaban paredes de arcilla. También se ha descubierto que esta aldea visigoda tendría una pequeña capilla. Esto es un reflejo de que la comunidad que habitaba este poblado era ya cristiana.