En el término municipal de Fuentes de Ebro, en la margen derecha del río, se localiza el yacimiento de La Corona en el paraje conocido como La Corona. Se ubicaba una próspera ciudad en época republicana de la que se desconoce su nombre. Al igual que en el caso de Contrebia Belaisca y otras poblaciones de la comarca, como la localizada junto al Burgo de Ebro, tenía en la agricultura su principal medio de subsistencia. Y al igual que ellas se vio envuelta en las guerras civiles, con consecuencias trágicas.
Se trata de un poblamiento de época republicana que fue destruido por un violento incendio y abandonado en la segunda mitad del siglo I a.C. Formaría parte de una serie de pequeños asentamientos republicanos, que se vieron envueltos en la guerra civil entre César y Pompeyo y que fueron destruidos por César quizás en un intento de erradicar el potente partido pompeyano del Valle del Ebro.
Las primeras noticias sobre el yacimiento se produjeron a lo largo de la década de los cincuenta de siglo XX tras el hallazgo fortuito, en el año 1.951, de importantes fragmentos de una estatua femenina de bronce, posteriormente conocida como la "Dama de Fuentes". El yacimiento fue excavado por Antonio Beltrán en 1.952 y se hallaron diversas estructuras construidas a base de zócalos de piedra recrecidos en adobe y enlucidos con estuco blanco.
En 1.987 se volvió a excavar en el sitio documentándose diferentes estructuras domésticas y restos de la potente muralla que cerraba el perímetro del yacimiento. Además se encontró una gran cantidad de material arqueológico gracias al cual se pudo deducir una cronología para el yacimiento entre el siglo II a.C. y las Guerras Sertorianas en el primer tercio del siglo I a.C.
Además de la ya citada "Dama de Fuentes", fue hallado un Trifinium que señalaba el límite de tres municipios creados en época republicana.
En el yacimiento, todavía en vías de investigación, se han descubierto varias viviendas y restos de la organización viaria, así como llamativos materiales arquitectónicos, cerámicos y ornamentales. Estos últimos son un reflejo de los modos de vida de una localidad plenamente integrada ya en la romanidad y con un considerable desarrollo económico. |