El yacimiento de El Carambolo es un santuario fenicio situado entre Spal (Sevilla) y Caura (Coria del Río). En el paisaje de la Edad del Hierro, se situaba sobre un cerro a la orilla derecha del Sinus tartésico, muy cerca de la antigua desembocadura del Guadalquivir, un promontorio sobre el que podría observarse aquel antiguo golfo interior entre los siglos VIII y VI a.C. A partir de ese momento, la colmatación del mar interior tartésico por efecto del río Guadalquivir harían cambiar todo el paisaje del entorno, quedando este cerro en una posición menos relevante como hito paisajístico. En la época de Avieno, el conjunto templario de El Carambolo estaba formado por el santuario de El Carambolo Alto y un poblado en El Carambolo Bajo, situado en la falda occidental del cerro, de espaldas al mar.
El yacimiento de El Carambolo alcanzó repentinamente su fama cuando su famoso tesoro fue encontrado en el año 1958, durante unas obras en las instalaciones para la Asociación deportiva del Tiro del Pichón, que poseía el recinto en torno a la superficie del cerro. La importancia de los restos arqueológicos encontrados llevaron a una nueva campaña de excavación entre 1960 y 1961, momento en que se descubrió el poblado de Carambolo Bajo.
El Templo del Carambolo se encuentra orientado hacia el occidente, en una relación con los puntos de ocaso del Sol y de Venus durante el solsticio de invierno. Estos dos astros se relacionaban con las divinidades a las que se rendía culto en el templo: Venus la diosa Astarté y Sol el dios Baal/Melqart. Las fiestas mayores realizadas en el tempo estarían relacionadas con este fenómeno solar del ocaso en invierno. De este modo, se celebraba la muerte y el nacimiento del dios después de tres días, augurando así el inicio de un nuevo año. Por otro lado, el templo dedicado a Astarté como Venus, muy común en los enclaves costeros de la Península Ibérica, conmemoraría a esta diosa como protectora de la navegación y de la fecundidad.
El edificio original, Carambolo V o Santuario E, procede del s. IX a.C. Sobre la cabeza del cerro se construyó un templo con una estructura rectangular alargada, orientada en dirección este-oeste, construido en adobe y pintado en blanco. Se accedía al santuario a través de una puerta con rampa que daba a un umbral, del que luego se descendía a un patio a través de dos escalones. El umbral de la puerta y los escalones estaban cubiertos por conchas marinas. Estas conchas hablan directamente del culto a la diosa Astarté, ya que se asocian con los genitales femeninos y su fertilidad. El edificio estaba dividido en dos capillas contiguas, formadas por estancias abiertas con bancos corridos a los lados. Su interior estaría pintado en blanco, con el suelo y los bancos de color rojo. En la capilla de la derecha, se encontraba un hogar circular con un reborde enfoscado, que servía como altar donde quemar ofrendas; la de la izquierda no se ha conservado por las obras modernas.
Carambolo IV o Santuario D fue la primera gran renovación del templo original. En la reforma acometida, el santuario original rectangular fue demolido y su solar aplanado, de manera que su área quedó como un patio interior central en torno al cual construyeron dos edificios simétricos de dimensión cuadrangular. La parte central de cada edificio estaba formada por una capilla, una habitación con unas características similares a la primera construcción: una sala diáfana con bancos corridos y un altar. Cada capilla estaba flanqueada por unas habitaciones estrechas, una a cada lado, que serían dedicadas para la preparación de ofrendas y el almacenamiento. La capilla norte estaba decorada de blanco con el suelo y los bancos de color rojo, y contaba con un altar cuadrado: era el santuario dedicado a Astarté. La capilla sur mantenía un altar rehundido en el suelo con forma de piel de toro, dedicado a Baal, y su decoración hasta la altura de los bancos era de un ajedrezado de rojo, negro y amarillo. Frente a todo este conjunto de estancias se encontraba un patio de tierra batida.
Carambolo III o Santuario C es una reforma sobre el edificio del Santuario D, respetando su estructura pero ampliando los edificios y el área del templo, ya que en este momento el santuario llegó a su máxima expresión. Se construyó un porche que se decoró con las conchas de Astarté y el patio se pavimentó con cantos rodados. Como reformas al edificio propiamente dicho, a las capillas principales se les añaden un acceso previo formado por un pequeño vestíbulo. También se construyen nuevas habitaciones adosadas a los edificios gemelos originales. Toda la superficie sagrada del santuario es delimitada por un muro, que acota los patios y engloba el propio edificio. En el extremo norte de este espacio se prepara un patio lateral dedicado a basurero de los objetos rituales. Es en estos basureros donde se encontró el tesoro del Carambolo y otros restos como el exvoto de Astarté en bronce y un pedazo de un vaso cerámico ritual en forma de barco fenicio.
Durante la fase de El Carambolo II o Santuario B se continuó con la ampliación del templo, ocupando los espacios libres al norte y sur del conjunto principal, y compartimentando alguna de las estancias anteriores. En este momento la ampliación del templo ocupa el espacio de la ladera norte, denominado Carambolo Bajo, en el que se van poco a poco salvando el desnivel con sucesivas colmataciones. En este lugar surge un pequeño poblado relacionado con la labor del santuario, tal vez habitado por artesanos especializados en la fabricación de ofrendas y otros objetos del culto diario.
La última etapa del templo es Carambolo I o Santuario A. En este momento volvió a demolerse el edificio, preparando de nuevo el terreno y construyéndolo sobre la planta original. El edificio principal se proyecta ahora como una sucesión de habitaciones alargadas adosadas entre sí, desapareciendo el patio que ejercía de eje entre las capillas de Astarté y Baal. A su alrededor se mantienen los patios, ampliando las estructuras del edificio hacia la zona sur con más habitaciones. Se trata de la máxima ampliación constructiva del santuario, lo que habla sobre la importancia que adquirió en este período.
El paso del siglo VII al VI a.C. supuso el abandono del edificio. El abandono debió de realizarse con cierta urgencia pero de forma organizada, tal vez causada por la destrucción repentina del edificio, lo que llevaría a ocultar algunos de sus bienes más preciados, como el tesoro. Tras ello, el edificio no se abandonó completamente, si no que se utilizó para realizar actividades artesanales metalúrgicas. El espacio de habitaciones construidas en la ladera norte se mantuvo en uso en esta época, tal vez como parte de las viviendas de los artesanos. No se conoce mucho más puesto que las obras de las instalaciones iniciadas en los años 50 han destruido el sustrato arqueológico. |