LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

VILLA ROMANA DE LA MAJONA

Los restos de esta lujosa villa romana fueron hallados en 1995, de forma casual, en la finca de "La Majona" (Don Benito, Badajoz). Construida en la margen derecha del río Guadiana sobre un asentamiento de la Edad del Bronce, cuenta con una Pars Rústica destinada a las labores agrícolas provista de diversas estancias de almacenamiento, una Pars Urbana o residencia del propietario de la finca, y un mausoleo con inhumaciones.

La vivienda consta de un patio central con un gran estanque provisto de tres fuentes, rodeado por un peristilo en torno al cual se distribuyen el resto de las estancias. La fuente central revestida con mármoles está situada frente a la estancia principal, ricamente decorada. Los pavimentos de las zonas nobles fueron cubiertos con mosaicos de teselas de diferentes colores; los paramentos decorados con estucos, y los zócalos revestidos por placas de mármol lisas o en relieve, y plaquitas recortadas, que forman composiciones geométricas, vegetales y figurativas, enmarcadas por listeles. Las formas representadas se ven realzadas por la variedad cromática de los mármoles empleados que en su mayoría proceden de Estremoz y Beja.

Las excavaciones arqueológicas desvelaron que la vida de la villa transcurrió desde finales del siglo I hasta el V-VI d.C. y que a mediados del siglo III d.C. fue ampliada y decorada lujosamente. A este momento pertenece el busto que fue hallado en el interior del estanque situado en el atrio.

Los materiales utilizados, para la construcción del edificio, son de una extraordinaria nobleza en la que podemos ver columnas de mármol para soportar los pórticos, mosaicos (opus tesselatum) para la pavimentación de las estancias principales, pinturas murales para la decoración de las paredes y elementos constructivos de primer orden como ladrillos, tejas planas, tejas curvas, hormigón romano (opus caementicium), suelos impermeabilizados (opus signinum), que nos hablan que los propietarios no escatimaron en medios para vivir de una forma confortable en el ámbito rural.

Los restos arquitectónicos documentados nos indican que el complejo tuvo áreas bien definidas, en las que los usos de las mismas fueron diferenciados. En la zona este del edificio se han documentado vestigios tales como una piedra de moler y restos de estructuras de opus signinum que parecen estar relacionados con la transformación de productos agrarios (pars fructuaria). Finalmente, en la zona noroeste, se han excavado otras estructuras murarias que parecen ser parte de una noria y estancias varias, en las que se han localizado restos de grandes contenedores relacionadas con el almacenaje del grano, del vino y del aceite, sin duda eje principal de la economía de esta villa. Junto a estos materiales se documentan las típicas vajillas de mesa, como la terra sigilla hispánica, de una inmejorable calidad técnica, junto con cerámicas comunes utilizadas en la cocina.

En las mismas excavaciones apareció el famoso busto en mármol de La Majona, imagen elegida para la cartelería de la villa, ya que parece que fue un retrato posiblemente del propietario del complejo. Es un busto de finísima factura técnica, que parece imitar los bustos del emperador Alejandro Severo, por lo que se piensa que el protagonista del busto podría ser una persona muy cercana al emperador.

Sin duda, el elemento más sobresaliente de este edifico fueron los magníficos mosaicos que pavimentan el lateral oeste y sur del mismo. La tipología de estos pavimentos se desarrolla a base de grandes campos geométricos bícromos (negro y crema, azul y crema) que van tapizando estancias de medio tamaño como los pasillos alrededor del atrio. La gran sala uoecus presenta emblemas rodeados de cordones, nudos de salomón, ruedas de peltas, etc... con un abigarrado cromatismo, en la que el elemento polícromo es el protagonista. Por desgracia, pocos elementos figurados han llegado hasta nosotros, aunque sí sabemos que los tuvo, gracias a pequeños fragmentos que se salvaron de la destrucción intencionada. Entre otros se han podido recuperar erotes, amorcillos y figuras de bustos femeninos que parecen representar a las cuatro estaciones anuales. Esta destrucción sistemática de los elementos figurados de los mosaicos es una reacción iconoclasta que seguramente se produjera en época tardoantigua o en la etapa musulmana.