En Los Villares se ha podido constatar la existencia de dos edificaciones superpuestas: una del siglo II de la que hay algunos muros y los restos de un atrio de cuatro columnas. Sobre esta edificación del siglo II se halla otra del IV con una serie de habitaciones y un magnífico lagar. El atrio fue destruido por esta nueva edificación, habiéndose encontrado sin embargo los grandes sillares que sirvieron de apoyo a las columnas, dispuestas en cuadro perfecto. Por otra parte, el gran muro de contención fue reaprovechado.
Se ha comenzado a descubrir la edificación por su parte posterior, ya que lo primero que se halló fue un gran muro de contención, del que se conocen veinte metros de longitud, encontrando su límite por el sur, pero continuando hacia el norte. Este muro está constituido por grandes sillares de piedra arenisca presentando actualmente una altura de un metro, compuesta por tres hileras horizontales de estos sillares. El grueso de este muro es de 0,78 metros, no teniendo nada más que un lado "cara vista". Está muy bien construido y ofrece una gran resistencia como protección de la vivienda, no sólo del corrimiento de tierras, sino también de la humedad que debe bajar por la ladera. Perpendicularmente a este gran muro, aparecen otros paralelos entre sí, de construcción más sencilla, de piedras irregulares mezcladas con gruesos ladrillos, que señalan una serie de compartimientos o habitaciones. De ellos puede apreciarse solamente los cimientos y una o dos hileras de piedras de muro a vista. En todos se encuentra un pavimento de lajas de piedra, bastante deteriorado. Estas habitaciones son todas de idéntico tamaño, presentando también igualmente, el hueco de puerta en un lado del muro este de las mismas, dando todas ellas a un amplio corredor, que sería de donde procedía la luz y ventilación de las mismas. |