El Turuñuelo de Guareña o Casas del Turuñuelo es un yacimiento arqueológico tartésico del siglo V a.C. que se encuentra en el término municipal de Guareña (Badajoz). A unos 3 km se encuentra la necrópolis tartésica de Medellín. Hay una docena de yacimientos arqueológicos tartésicos en el Valle del Guadiana, de los que se han excavado tres: Cancho Roano (cerca deZalamea de la Serena), La Mata (en Campanario) y El Turuñuelo.
Desde la década de 1990 se conocía la existencia del túmulo de El Turuñuelo y en 2015 se descubrió un habitáculo de 70 m² en muy buen estado de conservación, en el que se hallaron, en el centro, un altar de adobe con forma de piel de toro, bancos corridos y una bañera de 1,70 m, considerada como uno de los hallazgos más extraordinarios de la excavación, un elemento hasta ahora desconocido y que se podría dedicar a hacer algún ritual relacionado con el agua. Está hecho con un material extraño a base de cal, no tiene ningún orificio de salida y, por lo tanto, puede ser para contener agua o para hacer algún tipo de ritual.
En 2017, se sacó a la luz una escalinata con 10 escalones y 2,5 metros de altura que une dos plantas. El material es un tipo de mortero de cal y granito triturado, que se encofraba y constituía una especie de protocemento (lo más parecido, el opus caementicium romano, es un siglo posterior). En abril del mismo año, se encontró junto a la escalinata los restos de dos caballos sacrificados. Menos de dos meses después, se habían exhumado los restos de otros 17 caballos, de dos toros y de un cerdo.
El sacrificio de estos animales formaría parte de un ritual de los pobladores, que incluiría un banquete comunitario y el inmediato incendio del santuario tartésico, que fue enterrado y abandonado. El sacrificio ofrendado a sus divinidades, se realizó en el patio principal de la estancia sur, zona en la que se hallaron muchas conchas y huesos echados al suelo, dos jarros, coladores y otros enseres, además de vasos de imitación griega y de platos y vasos con bandas pintadas de color rojo. La buena conservación del recinto religioso y de los objetos de bronce del ritual, se debe a que el fuego solidificó los muros de adobe de tres metros de ancho, y la tierra con la que se cubrió el recinto preservó los metales.
El túmulo del Turuñuelo tiene en la actualidad una hectárea de extensión. En las campañas de 2015-2016, se hallaron restos cerámicos, arquitectónicos, semillas, restos de alfombras de esparto y otros tejidos, un caldero y una parrilla de bronce y otros muchos objetos de este metal. Entre las tres campañas se ha excavado el 10 % del total del yacimiento.
Las construcciones de El Turuñuelo fueron destruidas, incendiadas y selladas con arcilla por sus propios habitantes al final del siglo V a.C., ante la invasión inminente de pueblos celtas del norte. |