El yacimiento del Tossal de Sant Miquel situado en Llíria (Valencia) posee una gran importancia a nivel histórico. Se trata de una ciudad de gran extensión, cuya época de apogeo debemos situarla entre los siglos III y II a.C. siendo abandonado en época romana. Edeta, ejercía un control económico y político sobre otras aldeas y caseríos de la Edetania. Controlaba así, la zona de los yacimientos de La Seña y el Castellet de Bernabé dedicados a la explotación agrícola y ganadera y el Puntal dels Llops incluido en una red defensiva. Además, respecto a Edeta, los textos antiguos hablan del régulo Edecón relacionado con Edeta etimológicamente, aunque no se ha podido comprobar su existencia.
La extensión del asentamiento es de unas 15 Ha. que se extienden por todo el cerro y laderas, contando solo la parte con estructuras edificadas, y no teniendo en cuenta la extensión de los objetos hallados de forma dispersa más abajo. Por tanto, es el asentamiento más grande de toda la comarca actual del Camp del Túria.
En el yacimiento se han hallado once habitáculos, un edificio ritual y unas cuantas calles y vías de circulación. Actualmente, podemos visitar dos islas conformadas de casas separadas por una calle, a lo que se incluye las maravillosas vistas que nos ofrece el paraje y que nos permite observar desde Puçol hasta Dénia. Las casas tenían varios pisos de los que solo queda la planta, en algunas observamos restos de hornos, molinos y otras formas de producción.
La población, como ocurre en muchas ocasiones, se vio obligada a adaptarse al terreno, construyéndose el asentamiento de forma aterrazada. Atendiendo a la descripción del poblado, este parte desde un núcleo central localizado en la parte superior que se va extendiendo hacia abajo por la ladera. En la parte excavada encontramos un barrio con diferentes departamentos adosados dispuestos en hilera siguiendo los desniveles del terreno. Entre las muestras de la importancia de esta ciudad encontramos no solo la extensión, sino la existencia de casas con varios pisos, presentes también en el Puntal dels Llops y en Castellet de Bernabé. Estas casas dan a la calle, entre las que se han podido identificar nueve vías de circulación compuestas por calles, callejones y espacios. Con todo ello podemos imaginarnos un urbanismo complejo, adosado a la ladera en forma de gradas. Las casas serían amplias con numerosas dependencias que no corresponderían a una vivienda unifamiliar, pues las estancias no tenían por qué estar conectadas. En las plantas bajas se solía situar los hornos culinarios, áreas de molienda y preparado de los alimentos, los telares, y lugares de elaboración de cerámica, mientras que, en el piso superior se situaban las estancias privadas de vivienda. Las casas poseerían sus muebles y herramientas y estarían decoradas con enlucidos y pinturas.
Dada la importancia de Edeta y de los restos arqueológicos hallados, una gran mayoría de la población gozaba de poder adquisitivo. Un ejemplo de ello son los vasos representativos del yacimiento, en el que vemos imágenes de la sociedad aristocrática de la zona y escritura, que no se encuentran en otros asentamientos de la Edetania y que nos atestigua la existencia de artesanos que trabajan para la alta sociedad. Por otro lado, en cuanto a la escritura, el cartucho de plomo de Llíria nos informa de la economía de este poblado y la presencia de mercaderes. Se trata de un plomo escrito con numerales, por tanto, de carácter administrativo que nos indica las relaciones comerciales del lugar. |