Las termas romanas de Alange, situadas en el municipio del mismo nombre, pertenecen al Conjunto Arqueológico de Mérida. Hoy día se puede disfrutar de su uso en el balneario de Alange. Dentro de la localidad, las termas se ubican en el sector más bajo del pueblo, al pie del cerro de la Mesilla.
Se tiene constancia de los usos medicinales del manantial desde épocas anteriores a la romana, pero son estos los que en siglo III edifican un pequeño complejo termal, su relación con Augusta Emerita está bien documentada, convirtiéndose en aquella época en un centro de salud y recreo para los habitantes de la zona. El hallazgo de un Ara Votiva sobre una losa de mármol blanco, datada en el siglo III, sugiere que ya existían en la época de los emperadores Trajano y Adriano. Por la inscripción de la pieza se sabe que Licinius Serenianus Clarissimus la mandó esculpir en honor a la diosa Juno Regina, diosa romana de la fertilidad y la familia, como agradecimiento por la curación de su hija Varinia Serena afectada por algún tipo de enfermedad reproductiva de cuya curación se responsabiliza a las aguas del manantial. En la actualidad se exhibe en uno de los patios del balneario.
En tiempos romanos, las termas de Alange eran conocidas con el nombre de Aguae y acudían a disfrutar de sus aguas los miembros más destacados de la sociedad. Los restos encontrados sugieren que el primitivo balneario fue un importante establecimiento termal, en el que las termas frías se completaban con caldarium o piscinas calientes, baños de vapor y hermosos jardines, todo decorado con estatuas y pinturas.
La construcción romana, de planta rectangular, mide unos 33 metros de largo por 16 de ancho. Alberga en su interior dos cámaras circulares idénticas, una para cada sexo, dotadas de gradas para facilitar el acceso de los bañistas a las piscinas situadas en su centro. Las cámaras están rematadas en una cúpula de forma semiesférica con un oculus o apertura circular central. Además de esto los romanos dejaron unas primitivas casas de huéspedes y una pequeña necrópolis.
Durante la época árabe el gentilicio de la zona cambia a Alanghe, cuyo significado es «Agua de Alá». Tras este periodo los baños se abandonan, y no es hasta finales del siglo XVIII cuando se inician las reformas para recuperarlos. A comienzos del siglo XIX se construye el edificio que aloja el actual balneario de Alange, que permitió el resurgir de la instalación termal. |