El sepulcro romano turriforme de Vildé representa en la arquitectura sepulcral hispano-romana, una excepción debido a que es el único monumento funerario en forma de torre que se conoce en la mitad Norte de la península, fuera del área mediterránea. La construcción presenta la novedad de la existencia de una escalera y restos de la pintura al fresco que cubría la bóveda.
En el yacimiento fue hallada, además, una estela funeraria paleocristiana que data de entre los siglos V-VI. Se trata de una placa de piedra caliza, considerada como uno de los más antiguos documentos sobre la fundación de un convento pues su inscripción se refiere a la relación de la difunta con dicha fundación.
Se cree que se correspondía con el panteón familiar de sus propietarios. Tiene forma de torre dividida en dos plantas cubiertas con bóveda de medio cañón. La entrada estaba en el piso superior, cella y se comunica con el piso inferior, conditorium, semienterrado en el que se depositan los restos de los difuntos. Conserva una pequeña ventana que iluminaría la habitación al atardecer. El sepulcro está relacionado con el culto a Attis, dios romano de origen oriental identificado con la resurrección.
En la proximidades de la torre se encuentra el establecimiento hispano-romano de Traslashuertas, núcleo al parecer de tipo villa. |