Peñalba de Villastar fue un santuario celtibérico en el actual término municipal de Villastar (Teruel). De carácter politeísta y con peregrinación desde diferentes poblaciones del territorio circundante, fue lugar de cultos solares y lunares, siendo una montaña sagrada para íberos, celtíberos y romanos. Fue una convergencia de la tradición de arte esquemático autóctona con la tradición celtíbera. Este santuario fue descubierto a principios del siglo XX.
Presenta representaciones solares, de buitres como animales psicopompos y de dioses, además de inscripciones en celtíbero y latín. En una de esas inscripciones se menciona al dios Lug, de carácter solar, y la familia Turos, relacionada con muchos topónimos turolenses como el mismo Teruel. En el escarpe rocoso los grabados se hicieron en roca caliza dura y hay pocas inscripciones. En muchos de esos grabados hay cruces sobreimpuestas que se pueden datar en tiempos bajo-imperiales, como elementos de cristianización.
El conjunto gráfico de Peñalba está grabado en un inmenso farallón que corona la muela, constituido por casi 3 km de cantera de caliza clara rodeando la muela por el norte, este y sur.
Sobre el cortado rocoso se disponen diversos conjuntos de cazoletas y canalillos (de función probablemente ritual), grabados geométricos, figuras humanas y/o divinas y de animales, que aparecen aisladas o formando auténticas escenas. Destaca un considerable número de inscripciones, todas ellas en alfabeto latino, pero transcribiendo lenguas celtibérica, ibérica y latina. Entre éstas últimas se cuenta un pasaje de la «Eneida» de Virgilio y las dedicatorias de peregrinos.
Destacan sobre todo los textos en lengua celtibérica, que aporta un máximo de 25 inscripciones (a expensas de nuevos hallazgos), de las que 3 están perdidas tras haber sido arrancadas de la roca, 15 se encuentran en el museo de Barcelona, y el resto en la cantera de Peñalba. De algunas de estas inscripciones no se ha podido realizar una lectura adecuada por problemas de legibilidad, debido al desgaste que a veces ha sufrido la roca. De las que han podido ser leídas totalmente o en parte, destacan la presencia de nombres personales y su carácter votivo.
La magnitud del conjunto obliga a pensar no en un simple lugar de paso sino en un auténtico santuario, relacionado con la naturaleza a través de uno de sus elementos sobresaliente, visitado ex profeso por gentes diversas con una cierta frecuencia. Este Santuario junto con el yacimiento de Alto Chacón, situado a unos 8 km de distancia hacia el norte, nos plantean la dificultad de establecer los límites entre celtíberos e iberos, ya que en este yacimiento los tres documentos encontrados con inscripción están escritos en ibérico, mientras que en Peñalba hay textos celtibéricos, latinos e iberos. Todo ello, sería una prueba de su situación en zona de frontera. |