LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

PORTUS ILLICITANUS

El Portus Illicitanus fue en tiempos romanos uno de los puertos comerciales más importantes del Mediterráneo occidental. Era el centro de importación y exportación de la ciudad romana de Illici (La Alcudia, Elche)

Mencionado desde la antigüedad por geógrafos, historiadores, cronistas y arqueólogos, las fuentes hablan incluso de un episodio de importancia histórica que sin duda tuvo que ver con la decadencia de la ciudad. En su lucha contra los vándalos, el emperador Mayoriano perdió en esta rada gran parte de su flota en el año 460 d.C.

Aunque la ciudad que se formó al amparo de esta actividad portuaria en buena parte ha sido destruida debido a la construcción de nuevos bloques de viviendas en Santa pola, todavía podemos disfrutar de varios yacimientos que se salvaron de la especulación gracias a una mejor valoración de los restos y al firme propósito de la población para proteger su pasado. Hoy se pueden visitar tres áreas donde se conservan estructuras arquitectónicas de época romana.

Si bien el periodo de esplendor de esta ciudad portuaria fue durante la época imperial romana, entre los siglos I al IV d. C, su origen es bastante más antiguo, ya que anteriormente existía bajo la urbe romana un poblado ibérico, del cual han aparecido materiales y estructuras que llegan al siglo V. a. C.

La zona que primero se habitó se encuentra al Oeste del cementerio, entre éste y el campo de fútbol. El yacimiento se encuentra en un amplio descampado vallado. Aunque lo que se ve en la actualidad es casi en su totalidad romano, también se hallaron estructuras arquitectónicas y cerámica iberas junto con varios ejemplares de cerámica griega. Era un poblado fortificado que se ha identificado como Alonai o Alone y hacía de lugar de contacto entre el comercio griego y púnico y la ya entonces importante ciudad íbera de Illici hacia el siglo V a.C. El poblado ibérico se desarrolló entre el 430 y el 350 a.C. abandonándose posteriormente por causas desconocidas. Hoy se distinguen varios muros y balsas relacionados con la industria de los salazones de pescado de época romana pertenecientes al Portus Illicitanus, cuyas estructuras se superponen a las íberas.

Sólo hay que salir del parque y cruzar la Avenida Portus Illicitanus para dar con el tercer yacimiento visitable. En un amplio recinto permanecen los zócalos de numerosas estructuras arquitectónicas que se pueden dividir en dos grupos: unas son domésticas, pequeñas viviendas; las otras nos hablan del Portus Illicitanus mercantil e industrial. Son estructuras rectangulares de grandes dimensiones que se han identificado como almacenes de mercancías. En estos depósitos se guardaban los productos llegados al puerto para su distribución o bien para su exportación por vía marítima a otras provincias del Imperio. Las estructuras en su mayoría pertenecen al siglo IV d.C. como la villa señorial, si bien se han constatado restos y materiales desde el siglo I d.C. Viviendas y almacenes tienen el mismo sistema de construcción: sobre un zócalo de piedras se levantaban paredes de adobes que estaban enlucidas en su cara interna y pintadas en rojo, negro y amarillo. La techumbre era de tejas. Los suelos se pavimentaban con tierra apisonada o pequeños cantos rodados.

En esta zona es donde más abundancia de materiales se han hallado, lo que ha permitido concretar los contactos y rutas marítimas de las que participaba el Portus Illicitanus. Cerámica itálica y sudgálica, lucernas, cerámica africana y ánforas nos hablan de una intensa actividad comercial amparada por la Paz Augustea que promovió el desarrollo industrial y comercial de las provincias. Los barcos que salían de este puerto llevaban vino, aceite, trigo, salazones, cuero, esparto y lanas a los puertos romanos y volvían cargados de productos manufacturados y de lujo. Dos rutas tenían en su recorrido una parada obligada en este enclave. La primera venía de Andalucía y bordeando la costa española mediterránea llegaba al litoral alicantino, de donde partía a Roma pasando por las Baleares. Una segunda ruta seguía desde Santa Pola hacia el Norte, pasando por Cataluña y el Sur de Francia y desde allí por los ríos Ródano y Rin alcanzaba el limes germánico. A partir del siglo III se añadieron a este trasiego substanciales importaciones desde las provincias africanas.

El Portus Illicitanus fue por tanto una escala fundamental en las rutas comerciales de la época y al mismo tiempo un centro de redistribución de los productos importados, siendo un polo romanizador de primer orden.