El Xarpolar es uno de los poblados iberos más importantes de la provincia de Alicante por su antigüedad y pervivencia, que abarca prácticamente toda la duración de la cultura ibérica.
El hallazgo de fragmentos de ánforas de importación fenicias y algunas fíbulas data el origen del poblado en época orientalizante, en el Hierro Antiguo (siglos VII-VI a.C.). Esto convierte al poblado ibero de El Xarpolar en uno de los poblados ibéricos más antiguos de esta cultura. También se han encontrado platos de cerámica gris y cerámicas áticas de figuras rojas y barniz negro que se han fechado a finales del siglo V-IV a.C. Las cerámicas ibéricas halladas en el Xarpolar abarcan todo el recorrido de esta cultura, hasta el siglo I a.C. en que aparece también cerámica campaniense e itálica, ya propia de la romanización.
La ubicación de El Xarpolar es privilegiada. Tiene una extenso dominio visual del territorio. Controla los accesos desde el mar a las comarcas del interior por la Vall de Gallinera y la Vall d′Alcalá. La Vall de Gallinera tuvo que tener gran importancia como vía comercial en los siglos del apogeo de la cultura ibérica y como vía de penetración de las influencias orientalizantes (fenicias y griegas).
El poblado de El Xarpolar tiene una superficie aproximada de 13.000 m², tiene forma arriñonada, midiendo sus lados máximos 170 x 120 m aproximadamente. Estas dimensiones lo sitúan entre los más importantes asentamientos ibéricos de la Montaña Alicantina. El Xarpolar fue un oppidum, una ciudad fortificada en altura. Desde la Vall de Gallinera, desde el norte, tiene una apariencia de inexpugnable.
El oppidum ibérico estaba fuertemente defendido. Por un lado las defensas naturales: al norte y noreste precipicios de decenas de metros de caída. En el resto del perímetro del poblado, donde el acceso era más fácil, se construyeron potentes murallas. Precisamente los restos de las murallas son lo más espectacular del poblado. Destaca especialmente la muralla este, cuyo derrumbe tiene más de una decena de metros de anchura.
En el siglo III a.C. el oppidum de La Serreta pasó a dominar esta zona del norte de Alicante situada en la región central de la Contestania ibérica, que se extiende entre el norte de Alicante y el sur de Valencia. Así, El Xarpolar pasó a formar parte de la red de poblados que dependía de La Serreta. El Xarpolar controlaba y protegía el sector oriental del territorio dominado por La Serreta y el acceso desde el mar al valle de Alcoy, lugar donde se encuentra la Serreta.
Esta unidad geopolítica dominada por La Serreta desaparece con la conquista romana y el abandono de La Serreta a finales del siglo III a.C. Es entonces cuando El Xarpolar cobra su máximo protagonismo. Es un yacimiento de gran importancia en el estudio de los momentos finales de la cultura ibérica y los inicios de la dominación romana. Pervive en tiempos de la dominación romana dentro de una estrategia que se basa en actitudes permisivas ante la población local con el fin de controlar el espacio y facilitar el comercio. Es decir, en el Ibérico Final, el oppidum de El Xarpolar siguió manteniendo una relativa autonomía, pero actuando como aliada de los romanos en caso de ser requerida por ellos. Ello llevó a una fuerte revitalización de la ciudad en época tardoibérica, especialmente en el siglo II a.C. Prueba de ello son las monedas encontradas en el yacimiento, la mayoría de época republicana romana (s. II a.C.). El final de la ocupación de El Xarpolar lo marca la inexistencia de cerámica sigillata , lo que nos indica que el poblado fue abandonado hacia la mitad del siglo I a.C. |