El poblado ibero de Covalta se encuentra a 880 metros de altitud en la cima de una de las sierras que marcan el límite de las provincias de Alicante y Valencia. Lo primero que llama la atención y lo más destacable del poblado es la gran muralla defensiva que protegía el poblado por su vertiente Este y Sur. Se conserva en buen estado 50 metros de muralla de 3 metros de anchura. La muralla la encontramos al lado del camino de subida, junto a una alineación de encinas plantadas para evitar el derrumbe progresivo de la misma. Este era el acceso más vulnerable al enclave, ya que el Norte y Oeste del poblado está protegido por escarpes naturales, sobre todo por el Norte con un impresionante precipicio desde el que se contempla todo el Valle de Albaida ya en la provincia de Valencia.
A principios de siglo se excavaron 83 departamentos de planta rectangular, parece ser que pertenecientes a 48 casas. Lamentablemente la vegetación de monte bajo, jaras y aulagas principalmente, ha cubierto casi todo el poblado, si bien todavía se aprecian muros por toda la cumbre. Los muros de piedra que han permanecido hasta hoy eran el basamento de las casas, y sobre ellos levantaban el resto de las paredes con adobe o tapial, hoy desaparecido. Donde mejor se conservan los restos de casas es junto a la misma cima, alrededor del vértice geodésico.
En este poblado se encontraron abundantes materiales: cerámica decorada entre la que destaca la importada de barniz negro, armas (falcatas, lanzas, jabalinas, manos de escudo, frenos de caballo), e instrumentos de trabajo. También son abundantes los elementos de decoración: sortijas, aretes, pulseras, fíbulas, broches de cinturón y punzones y alfileres de hueso con la cabeza decorada. Una de las piezas más originales aquí aparecidas es precisamente la decoración de un alfiler de hueso con la cabeza de un varón barbado de procedencia cartaginesa. |