LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

PETROGLIFOS DE PEÑA ÁGUILA

La estación de arte rupestre está constituida por un conjunto de grabados esquemáticos insculpidos sobre los afloramientos graníticos (Panel 1: gran zoomorfo; Panel 2: esquemática forma femenina, otra masculina y otros trazos de difícil interpretación; Panel 3: posible rostro femenino), así como otros símbolos a manera de cazoletas circulares y cuadrangulares, y un canto del perdón que, con cruces insculpidas desde, posiblemente la Edad Media, podría tener su origen en un momento muy anterior, en torno a un tectiforme calcolítico. Este santuario se encuentra dentro del área delimitada para el hábitat prehistórico.

Todo el conjunto se caracteriza por el marcado esquematismo de los motivos, por la realización de estos a base de trazos simples, mediante incisión o piqueteado, con una anchura variable dependiendo del tamaño de la figura.

En cuanto a la composición, no parece que se hayan creado escenas, al menos entendidas como tal. Entendemos que dentro de lo que sería un santuario, en el que se llevaría a cabo rituales mágico-religiosos, cada una de las figuras, y resto de elementos perforados, tendrían su razón de ser y, por tanto, ocuparían el lugar requerido para el fin que se perseguía o dentro del concepto del espacio que se tuviese.

El emplazamiento tampoco sería casual: orientado al mediodía, protegido de los vientos del Norte, amplio dominio visual del valle (donde se encontrarían sus rebaños, sembrados, agua,..), grandes afloramientos rocosos, (ya de por sí, seguramente, concebidos como mágicos.

En el amplio área se pueden distinguir tres focos según la distinta densidad de materiales, muy próximos entre sí, separados por grandes cárcavas. El foco más conocido, por ser el que se encuentra excavado y publicado es el denominado propiamente Peña del Águila; hacia el E. se encuentra el segundo núcleo y hacia el W. el tercero que es donde se localizan los grabados. Hasta la cresta del monte, donde ya se pierde de vista el valle, siguen apareciendo restos muy dispersos.

Son múltiples los daños provocados en el yacimiento; por un lado las obras que se materializan en el trazado de la carretera a Balbarda y que afectó a una parte de la estación. Es la zona que se encuentra justo debajo de la Peña del Águila. Estas obras dejaron al descubierto unas manchas oscuras en las que aparecieron dos hachas de piedra y un fragmento de sílex. Aparte de las dos hachas pulimentadas mencionadas, se han documentado abundantes lascas de sílex, pellas de barro cocidas y abundantes fragmentos de cerámica a mano lisa en su mayoría aunque también pintada y decorada con motivos incisos.