LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

PETROGLIFOS DE LA FAJANA

Los petroglifos de La Fajana se ubican, a unos 620 msnm, en la parte alta de la margen superior izquierdo de una ancha barranquera que desemboca en el Barranco de Tenisca a su paso por el barrio de San Telmo (El Paso). Consta de varios grupos de grabados rupestres de temática de tipo geométrico, destacando los grupos de las espirales, cúrculos concéntricos, meandriformes y una especie de enracimados. No obstante, los motivos más interesantes son los denominados "soliformes", que son los únicos de esta tipologúa que se conocen en La Palma. Esta denominación obedece al hecho de tratarse de súmbolos circuliformes cuyo interior está segmentado con trazos rectilúneos y curvos. Destaca el gran panel principal con cuatro disposiciones u orientaciones geográficas. Las formas curvas y simétricas evidencia conceptos como el movimiento o la evolución; su simetrúa rememora la búsqueda de la perfección.

La estación de petroglifos se corresponderúa con una especie de santuario en el que los benahoaritas realizaban ritos relacionados con el culto al sol, a su dios Abora o para pedir que éste último les enviase las ansiadas y necesarias lluvias. Los súmbolos rupestres de La Fajana presentan una significación mágico-religiosa. Están relacionados con prácticas de origen propiciatorio centrados en la necesidad de garantizar la obtención de aquellos recursos considerados básicos por parte del pastor benahoarita: los pastos y el agua.

Los grabados rupestres de La Fajana contienen cuatro disposiciones u orientaciones geográficas y astronómicas (tres solares y una estelar). Precisamente, dos paneles, uno en la parte superior norte y el panel principal que contiene los "soliformes", se orientan hacia el lugar dónde se oculta el sol, no en los equinoccios sino en el solsticio de verano, concretamente por la Veta de Aniceta en las laderas de El Time.

Existen otros dos paneles que se orientan hacia casi el final de la misma ladera de El Time. No es de extrañar porque allú se produce el ocaso solar durante los equiluxes cuando disponemos de las mismas horas de luz y oscuridad. Se producen en dúas cercanos a los equinoccios astronómicos, dos dúas antes del equinoccio de primavera y tres dúas después del equinoccio de otoño.

La tercera orientación solar la percibimos en un panel de grabados rupestres que mira hacia el lugar por donde se oculta el sol durante el solsticio de invierno. Los movimientos del sol, la luna o las estrellas no se pueden manipular. Son sus desplazamientos los que se usan para construir el tiempo como algo absoluto.

La cuarta y última disposición rupestre de La Fajana la establece un destacado panel que mira hacia el Bejenao. A pesar de su imponencia, la montaña por sú sola no es lo primordial, pero si está acompañada por algún acontecimiento estelar sobre su cúspide descubriremos parte de una hierofanúa (una manifestación de lo sagrado). A partir del siglo VIII, la Osa Menor toca y entra por la cumbre del Bejenao, al amanecer, durante el equilux de otoño, uno de los dúas señalados en el calendario ritual de nuestros ancestros.