Conocidos también como petroglifos del Outeiro do Recosto, los grabados rupestres de Boallo están dispuestos bajo una superficie erosionada de una roca de granito que emerge del suelo, que se coloca al pie de otras dos piedras superpuestas que sirven de refugio desde el oeste. La roca tiene una pendiente suave y su orientación está dirigida al oeste del sol. Pueden estar datados entre el Neolítico Final y el Bronce Inicial (unos 4500 años de antigüedad).
En un único panel de poco más de un metro cuadrado de superficie, se conservan hasta 9 combinaciones de círculos concéntricos con cavidad central y varias cazoletas, entre otras expresiones geométricas, con diámetros comprendidos entre los 44 y los 10 centímetros. Son grabados realizados con la técnica tradicional, mediante percusión y abrasión con instrumentos de piedra con unos 2 centímetros de profundidad media. En la parte inferior del panel figuran las combinaciones circulares de mayor tamaño que poseen 5 y 4 anillos respectivamente. Cuatro de las combinaciones circulares presentan un radio de salida que parte de la cavidad central. La combinación circular de mayores dimensiones presenta dos surcos de salida, uno orientado al este y otro al sur, que enlaza con una figura de difícil descripción debido al enorme desgaste que presenta la zona más próxima al suelo.
A pesar de la antigüedad del petroglifo y a los efectos erosivos producto de la acción continuada de los agentes naturales sobre los grabados, su estado general es bastante bueno. |