En torno a la Iglesia de San Pedro Apóstol y sobre un gran roquedal de granito se sitúa la Necrópolis de Sieteiglesias. Aunque la Necrópolis se sitúa en las inmediaciones de la Iglesia no parece que haya relación entre ambos ya que la Iglesia fue construida en el siglo XVII, en un momento en que ya existía la Necrópolis.
Hasta el momento se han documentado 85 tumbas datadas al final de la Edad Media, pudiendo corresponder a las repoblaciones cristianas que tuvieron lugar en esta zona entre los siglos IX y XI.
La necrópolis incluye dos tipos de tumbas: tumbas rupestres (cavidades antropomorfas excavadas en roca) y tumbas de cista. Las tumbas rupestres son un tipo de inhumación en fosa excavada directamente en roca, de forma ovalada o de bañera (fusiforme), y algunas veces con la silueta de la cabeza y el cuerpo del difunto, con la forma tallada de los hombros y rebaje para la cabeza (se denominan "olerdolanas"). Las tumbas de cista consisten en una caja delimitada en el suelo por la presencia de lajas de piedra clavadas alrededor de la fosa. Una laja de mayor tamaño cubre la inhumación. Son un tipo de tumbas que generalmente acostumbran a formar grupos (por lo general grupos familiares), próximos a alguna iglesia. La orientación habitual de las fosas es de Oeste-Este, los pies al este y la cabeza al oeste, siguiendo los ritos de inhumación cristianos, sin embargo, existen determinadas fosas con una orientación distinta y aisladas que la tradición explica como castigo para los ajusticiados. Destaca la Tumba de los Reyes situada en un promontorio más alto y aislado, parece ser que se trata de alguna familia de mayor importancia social.
Aunque en origen los primeros cristianos comenzaron enterrándose en el interior de las Iglesias, poco a poco se van habilitando espacios exteriores a éstas como áreas cementeriales. En este caso de Sieteiglesias, y como era habitual durante la Alta y la Plena Edad Media, se aprovechó un gran roquedal para practicar directamente en él las sepulturas. |