La existencia de la Necrópolis de Sierra Martilla es conocida desde el siglo XIX, sin embargo, este descubrimiento no fue tomado en cuenta hasta los años 70 del pasado siglo.
En la necrópolis de Martilla se han encontrado cuatro formas de enterramiento, excavados en la roca, que se pueden clasificar según su forma: ✱ Bañera, son las que presentan una forma ovalada bien definida. ✱ Rectangulares, son los enterramientos que tienen ángulos rectos casi perfectos. También, los que tienen paredes muy rectas pero con las esquinas, en algunos de los casos, ligeramente curvas. ✱ Trapezoidal, se caracteriza por su geometría, con esquinas bien rectas. ✱ Por último se han definido como mixtas, las tumbas que tienen una forma entre rectangular y bañera. Presentan un corte más recto en la parte de la cabecera y curvo en la parte de los pies.
Muchas de las sepulturas cuentan con un escalón tallado en el mismo suelo rocoso, que servía para acoger la cubierta que cerraba la sepultura. Esta debía de estar realizada con una única gran losa de piedra, o bien, con varias de dimensiones más pequeñas. El tamaño de los enterramientos oscila entre los 108 - 195 cm de longitud, y una anchura de 31 - 96 cm, siendo la dimensión más generalizada la que oscila entre los 40 - 80 cm.
Todas las tumbas presentan sus cabeceras hacia el oeste, o más bien hacia la puesta de sol, aunque realizadas con diferentes inclinaciones, abarcando una horquilla amplia, que va desde el suroeste hasta el noroeste. Este abanico de grados, entre 225° a 325°, puede deberse tanto a la morfología del terreno y las rocas donde se han excavado las sepulturas, como al recorrido del sol, en el ocaso, entre el solsticio de verano y el solsticio de invierno.
Los enterramientos están muy juntos, formando todo el espacio varios grupos diferenciados. Estas agrupaciones pueden deberse al propósito de juntar individuos pertenecientes a la propia familia. |