Se encuentra inmediata al Castro de la Mesa de Miranda por el sur, en una explanada muy propicia.
Cuenta con 2230 tumbas, todas ellas de incineración. Los vetones incineraban a sus muertos guardando después las cenizas en una urna o depositándolas simplemente en un hoyo en el suelo, según la categoría social del difunto. Algunas tumbas o grupos de ellas eran marcadas con un túmulo de piedras que las significaba en el relieve. Ello ha permitido saber muchos detalles de la estructura social de las gentes que habitaron este Castro. Se trataba de una estructura piramidal en cuya cúspide dominaba una aristocracia militar que se hacía quemar y enterrar con sus armas y atributos lujosos.
La Necrópolis estaba dividida en seis zonas bien definidas unas de otras y presididas por un hito de piedra vertical. Tal cosa es posible que obedezca a la división en linajes o castas que componía la sociedad del Castro. Estudios recientes han puesto de manifiesto que los hitos que presiden cada una de las zonas en que se define la Necrópolis guardan la misma alineación que la constelación celeste de Orión, circunstancia que estaría indicando detalles de las creencias en el más allá que tenían los habitantes de la Mesa de Miranda. |