Si seguimos por la carretera de Torralba hacia el sur encontraremos la carretera de Cala'n Porter, la cual hemos de coger hacia Sant Climent para girar después a la primera desviación a la derecha. En los acantilados que forman las calas de en Porter y Sant Climent se abren unas noventa cuevas picadas de manera artificial en la roca. Es la necrópolis talayótica más importante de Menorca donde prácticamente ya se han excavado todas las grutas.
Se comenzaron a picar las primeras cuevas en la Edad de Bronce y en su interior se llevaba a término el rito de inhumación, mientras que las más grandes y accesibles ya son de la Edad del Hierro y combinaban el rito de enterramiento con cal y cremaciones.
Calescoves es una zona arqueológica que fue ocupada durante muchos siglos y en la que encontramos diferentes tipos de monumentos. Entre los principales cabe destacar la necrópolis prehistórica, el embarcadero prehistórico, el establecimiento costero y un santuario de época romana imperial, conocido como la Cueva d′es Jurat.
En la época romana ya no se utilizó como necrópolis, pero aún era visitada a mediados de mayo donde se hacía un peregrinaje religioso. Así lo testifican las lápidas grabadas en una de las cuevas, la Cueva d′es Jurat. Cales Coves también era importante por ser un fondeadero de barcos, y por esto su fondo marino estaba lleno de restos arqueológicos que también se han extraído.
La necrópolis está formada por más de noventa hipogeos y cuevas naturales de enterramiento, situadas en los acantilados de los barrancos de Biniedrís y Son Domingo. La cala está formada por la desembocadura al mar de los dos barrancos, que en algunos tramos alcanzan alturas de hasta 45 metros sobre el nivel del mar. La necrópolis está formada por diferentes tipos de tumbas que abarcan un periodo desde el Naviforme II (1.400 a.C.) hasta el Talayótico (900 – 750 a.C.) y el Postalayótico o Hierro II (750 – 123 a. C.)
Cuevas naturales: Algunas presentan muro ciclópeo de cerramiento con portal formado por tres grandes piedras. Algunos objetos recuperados en las excavaciones arqueológicas son coetáneos a los localizados en las navetas funerarias. Son tumbas colectivas donde se documenta el típico ritual funerario de esta época, consistente en la deposición de los difuntos en posición fetal, acompañados de algunos objetos de bronce y hueso. Al lado del muro se depositaban ofrendas dentro de vasos cerámicos troncocónicos y de perfil en S. Su periodo de utilización se remonta a los siglos XI V X a.C. y perdura hasta el siglo VIII a.C., momento en que coinciden con las tumbas de hipogeos o cuevas artificiales más antiguas. Una gran cueva natural de Son Domingo pudo estar ocupada ya en el Naviforme I (1.600 – 1.400 a.C.) a raíz del hallazgo de cerámica de pasta gris en superficie.
Hipogeos del Talayótico Bronce: Hipogeos formados por una sola cámara, de planta ovalada, portal semicircular o rectangular apaisado, techo bajo plano o con una ligera bóveda. Se ubican a una cierta altura respecto al suelo (entre 2 m y 20 m). Su utilización abarca el periodo entre el siglo IX a.C. y el siglo VII a.C. Entre los objetos localizados durante las excavaciones los hay que son típicos de las navetas y de las cuevas naturales. Los ajuares presentan cierta riqueza y variedad en los objetos de bronce: pectorales, torques, cuernos de toro, puntas de lanza y de jabalina, así como los primeros objetos de hierro. Se sigue el mismo ritual de enterramiento que el documentado en las cuevas naturales.
Hipogeos del Talayótico Hierro: Hipogeos de grandes cámaras compartimentadas mediante columnas, pilares y pilastras. Tienen portal rectangular vertical, patio exterior excavado en la roca y techo plano. Son de fácil acceso, aunque pueden ubicarse en zonas elevadas. Los ajuares depositados son muy variados y abundan los objetos de hierro (cuchillos, espadas, hojas semicirculares, tijeras). Los objetos de bronce son menos frecuentes y ostentan la característica de ser elementos significativos o de prestigio (bastones de mando, collares de cadena, torques y brazaletes).
Establecimiento costero: Situado en una punta de la cala de Son Domingo, en Calescoves, conserva una muralla que cierra el cabo costero por su lado oeste, formando un recinto aproximado de planta cuadrangular, en el interior del cual se observan estructuras dispersas. La longitud aproximada de la muralla es de unos 208,5 m. Está fabricada con doble paramento, con una anchura aproximada de 4 m. Se observan "garitas" o espacios cubiertos por grandes losas y adosamientos. Dentro de la zona delimitada por la muralla del establecimiento costero, encontramos un pozo excavado en la roca madre con un corredor de acceso de 1 m de ancho. Cuenta con 45 escalones que llegan hasta el antiguo nivel de la capa freática, a unos 14 m de profundidad.
Embarcadero: La configuración y orografía de Calescoves permitió que el sitio funcionara también como embarcadero de todo tipo de productos comerciales. La cala forma un pequeño puerto que permite el embarque y desembarque de mercancías, sobre todo entre los siglos VI a.C. y II d.C., hecho bien documentado a raíz de la gran cantidad de vasos cerámicos de todo tipo y épocas que se han localizado en el fondo submarino de la cala. La fuente de agua dulce que brota justo al lado de la playa de Biniedrís también hizo atractivo este punto para proveerse de agua. |