LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

JULIOBRIGA

Julióbriga (literalmente Ciudad fortificada de Julio, en memoria del padre adoptivo de Augusto: Cayo Julio César) fue la ciudad romana más importante de las 9 fundadas en Cantabria. Tradicionalmente se la ha identificado con los restos situados sobre una colina de 917 metros en la población de Retortillo, en el interior de Cantabria y en el área de transición entre la Costa y la Meseta; tenía acceso al mar por el llamado Puerto de la Victoria (Portus Victoriae Iuliobrigensium), que probablemente se corresponde con la actual Santander y que fue fundado el año 26 a.C., al final de las guerras cántabras.

Fue fundada entre los años 15 a 13 a.C. por la Legio IV Macedonica romana, al final de las guerras cántabras, muy posiblemente sobre un castro cántabro preexistente. Julióbriga nace en la zona de mayor densidad de población cántabra, en el mayor punto de tensión durante la guerra emprendida por el emperador Augusto, con el objetivo de romanizar la región y sin merecer un estatuto de privilegio. Fue una ciudad de carácter civil que tuvo que administrar una zona que no conocemos, pero que debió de abarcar al menos el valle del río Besaya y los territorios adyacentes, además de una franja costera indefinible. Para mantener la paz en la zona, durante los primeros años la IV Legión montó un campamento semipermanente cerca, en Pisoraca, lo que es hoy el pueblo de Herrera de Pisuerga. La presencia militar romana no desaparecería hasta el año 40.

En un principio no fue una ciudad de gran auge, hasta que hacia los años 60-70 d.C. su crecimiento fue frenado de golpe por un incendio que la dejo muy dañada, sobre todo en la parte central de la ciudad. Como ave fénix que resurge de las cenizas, al ser reconstruida es cuando más prospera, llegando a su punto más alto a mediados del siglo II d.C. Poco duraría este ascenso, ya que a finales del mismo siglo se empezó a dar poca importancia a lo que allí había. Al parecer en el siglo III d.C. Juliobriga dejo de ser un núcleo como tal, cayendo así en el olvido de Roma.

Durante el siglo I termina de articularse el trazado de la ciudad, en pleno apogeo. Años después se amplía bajo el mandato del emperador Vespasiano. Julióbriga ha trascendido en Hispania para entonces, y durante el último tercio del siglo I y todo el siglo II vemos a ciudadanos de aquí ocupando cargos civiles de relevancia en la administración tarraconense.

A pesar de conocerse la existencia de esta ciudad desde antiguo, las excavaciones, comenzadas a mediados del siglo XX han comprendido una superficie reducida del yacimiento, de modo que han salido a la luz muy pocas ruinas, divididas en tres zonas cercanas entre sí; el hecho de que parte de la población de Retortillo se halle edificada justo encima dificulta las labores arqueológicas. Los objetos y restos encontrados comprenden desde la Edad del Hierro hasta la Edad Media.

La ciudad fue abandonada durante el siglo III, aunque se estima una parcial reocupación por grupos reducidos de gentes durante el siglo IV y se constatan trazas de incendios poco importantes. Desde el siglo V y durante el Medievo, hasta el siglo XIII, el centro de la ciudad fue utilizado como cementerio, terminando por emplazarse una iglesia románica sobre el foro, en torno a la cual se formó una aldea diminuta.

La arquitectura romana en Julióbriga llega a su máxima definición a finales del siglo I, caracterizándose por grandes zócalos pétreos de mampostería tomada con barro en combinación con sillería de arenisca (únicos restos que hoy se pueden contemplar), y muros de adobe, tapial y madera con techumbres de madera y teja. En las casas más ricas se han encontrado restos de estuco, así como de revoco en otras. Existió asimismo una calle porticada tras el foro, franqueada por pilastras cuadradas.

Convivieron en la ciudad mansiones con patio peristilo de arquitectura típica romana, y bloques exentos de viviendas más modestas, sin patio interior y con un terreno exterior con edificaciones menores como hórreos (de uno de ellos se conservan los apoyos), establos y corrales, que evolucionaron hasta la Casa Montañesa cántabra.

Entre los restos destacan:
∗ El foro romano de la ciudad, de pequeñas dimensiones, edificado en lo alto de la loma, cerca y bajo la iglesia románica de Retortillo.
∗ Casa de los Morillos, del año 80 d.C.
∗ Casa de los mosaicos, con llamativos pavimentos blancos y negros, termas y un hipocaustum.
Tabernae; un edificio tipo insulae con aterrazamiento del terreno para poder albergar almacenes y comercios.