LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

FORTALEZA VILARS DE ARBECA

La fortaleza de los Vilars de Arbeca (775 a.C.-325 a.C.) está situada en una zona de llanura, a 4 km de Arbeca (Las Garrigas). Construida hace 2800 años, es única en el mundo íbero catalán. Sus características defensivas la hacían inexpugnable.

La Fortaleza fue el lugar de residencia de un caudillo que ejercía funciones militares y religiosas, también ejercía su autoridad sobre una comunidad de unas 150-175 personas.

Ya de entrada sorprende la atipicidad del lugar en relación a su época: la fortaleza fue levantada en la llanura, despreciando las colinas de más fácil defensa, sobre el barranco de Aixaragall, controlando el agua y las tierras aluviales. El hecho de que no estuviera construida sobre una zona elevada demuestra que se quería exhibir o demostrar un cierto estatus. La planta del recinto fortificado presenta una forma de tendencia ovalada constituida por dos circunferencias secantes diseñadas a partir de un mismo centro. Tiene una superficie de habitabilidad de 2200 m². Este espacio, sin contar la muralla, las torres ni los extramuros, se mantuvo invariable con algunos añadidos.

Los límites de la fortaleza están definidos por un triple cinturón defensivo constituido por una muralla de 173 metros de largo y 5 metros de espesor, protegida por doce torres, una barrera de piedras clavadas destinada a dificultar las maniobras de aproximación del enemigo ( campo frisón) y un doble foso con muros de piedra de 13 metros de ancho y 4 metros de profundidad.

Los accesos más antiguos son la torre-puerta en el Este y la poterna al Oeste. La primera dispone de un corredor enlosado de 1,5 metros de anchura que discurre por el interior de una torre de planta cuadrangular con muros laterales de 2 metros de ancho. La segunda se sitúa en el sector occidental de la muralla y está flanqueada por sendas bastiones cuadrangulares de menores dimensiones que el resto de torres conocidas. Una tercera puerta se encuentra en el Norte y está defendida por dos torres: una construida durante la fundación y la otra construida ex novo en una posición ligeramente avanzada, de tal manera que alarga el recorrido del estrecho corredor de acceso.

A nivel urbanístico, el interior de la fortaleza se organiza alrededor de un espacio o plaza central presidida por una monumental cisterna-pozo forrada de piedra y provista de una especie de corredor o apeadero que permitía el acceso a la agua.

La red viaria presenta un trazado simple, estructurándose en función de una arteria principal que discurre paralela a la muralla, definiendo dos núcleos de habitación en ambos lados: una batería de viviendas apoyadas contra el interior de la fortificación y un segundo conjunto de edificaciones en el lado opuesto, entre la calle y la plaza central.

La fortaleza no fue atacada, simplemente fue abandonada, y sin ninguna razón que lo explique, la fortaleza está vacía. Se dice que tal vez hubo una pandemia, que se habían agotado los campos de cultivo o quizás la misma grandeza de la fortaleza de los Vilars hizo que muriera de éxito. Pero la hipótesis más plausible es que la fortaleza ya no respondía a las necesidades de la población. La gran muralla, los fosos descomunales y las torres inalcanzables impedían que aquella población pudiera crecer. Doscientos años después, en contacto con otras culturas mediterráneas, los habitantes de los Vilars, como otros poblamientos de alrededor, vivieron el proceso de iberización y se convirtieron en el pueblo llamado por los escritores antiguos Ilergetas. Posteriormente, llegaron los romanos en Arbeca y se aprovecharon las piedras de la fortaleza para construir sus propias casas.

Al inicio de la fase Vilars III (450/425 a.C. - 375 a.C.) una importante remodelación urbanística que afecta a la distribución y orientación general de los espacios de circulación. Se construye el gran pozo o cisterna central con un apeadero de acceso. En el exterior, se excava un gran foso a costa de lo anterior, forrando los muros con un nuevo muro. Con toda probabilidad, la antigua torre-puerta abierta en el Este fue anulada. Vilars IV hace referencia al empleo que precede el abandono. Se trata de una fase mal conocida y peor conservada en la que se relacionan pequeños restos de comida domésticas y la anulación intencionada de la cisterna.

La Fase Vilars IV (375 a.C. - 350/325 a.C.) se caracteriza por sus cerámicas, que son básicamente cerámica a torno oxidada (platos, jarras, ánforas), lisas, pintadas con bandas y círculos a compás, cerámicas locales facturadas a mano, vasos áticos de barniz negro (grandes páteras), las decoraciones de palmetas radiales impresas permiten fijar bien la fase en la segunda mitad del siglo IV a.C., y algunas cerámicas a torno inspiradas en el barniz negro, propio del área ilergeta.

Estuvo habitada ininterrumpidamente durante cuatrocientos años. Sus constructores eran gente que pertenecía al grupo cultural de los campos de urnas, llamado así por la costumbre de incinerar y enterrar en vasos cerámicos las cenizas de sus muertos.

Doscientos años después, en contacto con otras culturas mediterráneas, los habitantes de Els Vilars vivieron el proceso de iberización, convirtiéndose en el pueblo llamado por los escritores antiguos como los ilergetes.