Desde principios del siglo XX se conoce la existencia de este conjunto de construcciones megalíticas identificadas todas ellas como estructuras funerarias. Fechados entre finales del IVº milenio y principios del IIº milenio a.C. (lo que se identifica con el Neolítico, Calcolítico y Edad del Bronce Antiguo), estos dólmenes parecen estar evidentemente relacionados con los cercanos abrigos de Sierra Momia, donde destaca el Tajo de las Figuras.
Aunque en la actualidad no siempre es fácil identificar este tipo de estructuras, la realidad es que fueron construidas con la intención de que fueran claramente visibles incluso desde puntos distantes. Orientadas hacia el Nordeste y muy similares entre sí, estarían cubiertas por un gran túmulo de tierra y piedras de planta circular, del que aún se puede intuir su dimensión, y que formarían la parte visible del conjunto funerario.
La característica común a estos dólmenes es su pésimo estado de conservación. Ahora bien a través de un análisis pormenorizado de los restos arqueológicos podemos conocer su estructura primitiva. Se trata de tumbas megalíticas realizadas a base de estructuras tumulares. Hay que destacar cuatro elementos. Los ortostatos o grandes piedras verticales, las cobijadas o piedras que cubren horizontalamente los ortostatos, entre ellos una amplia cámara funeraria para los enterramientos colectivos y todo ello cubierto de guijarros formando un túmulo. Este túmulo le otorga la monumentalidad buscada, pues están realizadas para ser fácilmente vistos e identificables. La estructura tumular presenta anillos de piedras de refuerzo perimetrales, incluso a veces con algunas lajas de contención. Se trata de pequeñas galerías cubiertas con cobijas que, en los casos que se han conservado, presentan grandes dimensiones. En su construcción se emplearon piedras de mediano-gran tamaño para conformar las paredes, pilares, jambas y cubiertas adinteladas o, en alguna ocasión, las paredes de la galería se construyeron de mampostería.
✱ Dolmen nº VIII: Se trata de una sepultura de tipo colectivo en cuya cámara se realizaban los enterramientos por la vía de la inhumación. Se pueden observar restos de la cámara funeraria y una enorme piedra que funcionaría como cobija o piedra que cerraba horizontalmente el dolmen. Brevil lo describió así: «El túmulo es muy visible, pero el monumento está totalmente roto. Vemos cinco grandes piedras desparramadas en los flancos y en la cima del túmulo; la que se puede considerar o para la "cabecera", o para la losa de la cámara, con 2 m 52 de larga, 34 cm de espesor; su dimensión transversal visible —pues se clava en el suelo— es de 77 cm» .
✱ Dolmen nº IX: Según Brevil: «La orientación es regularmente al nordeste. La piedra de la cabecera mide 1m 50 por 36 cm de espesor, seis bloques delimitan el lado occidental del corredor; el lado oriental está indicado por otras cinco, con interrupción desde la mitad de su longitud hasta la cabecera. Una losa se ha deslizado lateralmente al este; mide 1m x 1m 30. La longitud del monumento es de alrededor de 5 o 6 m» .
✱ Dolmen nº X: Ha desparecido casi totalmente, al igual que tampoco hay rastro del túmulo y de la cámara funeraria. Si hay grandes piedras que son restos de los ortostatos y cobijas originales. Brevil, en 1917 describió este dolmen de la siguiente forma: «existe un túmulo de guijarros, con, en el centro, una losa de 1m 72 x 1m 15 y bloques poco visibles indicando una galería enterrada, orientada como las otras». |