El dolmen del Puig d′Arques, situado sobre esta cumbre a una altitud de 525 metros, es uno de los más importantes de las Gavarres. Fue citado y excavado por primera vez en 1964 proporcionando interesantes restos de los ajuares funerarios que acompañaban a los cadáveres (fragmentos cerámicos a mano, con una plaqueta de esquisto verdosa, dos puntas de flecha y un cuchillo de sílex). Estos materiales arqueológicos, así como su tipología arquitectónica —sepulcro de corredor evolucionado o galería catalana— nos permiten situar su construcción a principios del III milenio aC.
Consta de una cámara rectangular larga, hecha con losas de pizarra, y de un pasillo ancho y corto formado con muros de piedra seca, posiblemente revestidos con losas, que llegaba hasta el escalón superior del túmulo. La gran losa lateral izquierda, partida en dos trozos, es un afloramiento natural trabajado hasta darle esta forma. La orientación atípica de este dolmen, hacia el nordeste en lugar de sur o sureste, parece forzada por el lugar elegido para construirlo. La longitud total del monumento —cámara y corredor— es de 7 metros, con una anchura de 1,50 y una altura de 2 metros. El túmulo circular, de 17 metros de diámetro, estaba formado por tres escalones de piedras y tierra, sostenidos por un anillo exterior hecho con grandes bloques y muros de piedra seca.
En su restauración, en 2001, se rehízo totalmente la banda derecha del corredor y se resituó el fragmento de cubierta en su sitio. La cámara y el túmulo fueron consolidados y se restauraron sus partes más dañadas. |