El Dolmen de la Vila, llamado también de Llanera o Torre de los Moros, se encuentra en el límite de la comarca, entre el municipio de Torà (Segarra) y el de Llobera (Solsonès). Cronológicamente podemos ubicar su construcción al final de periodo neolítico (3.500 años a.C.), pero será reutilizado durante toda la época calcolítica, periodo de apogeo del megalitismo catalán que finaliza hacia el 1500 a.C. Se ha fechado, mediante el carbono-14, el 2550 a.C. Por tanto, el sepulcro fue reutilizado de forma continuada por el hombre prehistórico durante dos milenios, para practicar rituales funerarios y enterrar a sus muertos.

Tipológicamente corresponde al tipo de galería catalana: una caja de losas a la que se accede mediante un ancho corredor y todo el conjunto cubierto por un gran túmulo delimitado por un cromlech o anillo de piedras. Se trata de uno de los monumentos de este tipo más grandes de Cataluña, mide 10 m de largo en su interior, 1,90 de ancho y 2,3 de altura con losas que llegan a los 2,45 por 2,20 metros y 0,45 de espesor. Las losas laterales tienen un peso aproximado de 5 toneladas. Se trata de un corredor o galería cubierta. El túmulo tiene 24 m. de diámetro. Al fondo, enterraban los muertos, a la entrada, en el lado del sol naciente, hay un pequeño cuarto, que se separaba del resto del corredor por una piedra perforada, al pie de la cual se disponían las ofrendas a los muertos.

De sus ajuares funerarios destacan fragmentos de varios vasos de estilo campaniforme, puntas de flecha y cuchillos de sílex y un fragmento de brazalete de piedra decorado, entre muchos otros.

El estudio antropológico de los restos inhumados indican para estos humanos una esperanza de vida de 26,4 años. Vivían en pequeñas comunidades practicando una agricultura de cereales, aunque la base de su economía era la ganadería, concretamente el pastoreo de vacas, ovejas y cabras.

El magnífico estado de conservación del Dolmen de la Vila permite contemplar un conjunto megalítico excepcional.