LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

DOLMEN DE EL PENDÓN

El dolmen de El Pendón, en Reinoso (Burgos), esconde la forma de vivir y de morir de un grupo humano a lo largo del milenio que va desde hace 6.000 a 5.000 años. Se trata de un Sepulcro de Corredor, con un pasillo de acceso y una cámara funeraria principal, todo ello realizado con grandes ortostatos, y rodeado por un amontonamiento de piedras y tierra que forma el túmulo. Desde lo alto de una loma junto a la localidad burgalesa de Reinoso. El lugar es especial hasta el punto de que poblaciones anteriores, unos 2.000 años antes de la construcción del dolmen, habitaron ya el lugar que posee el control de dominio visual del territorio.

El proceso final de clausura del monumento, previo desmantelamiento del túmulo y pasillo antes mencionados, se completa con, quizás, el hallazgo más importante documentado hasta el momento justo en el sector de contacto entre la cámara funeraria y el pasillo, una estructura de combustión, una auténtica pira funeraria rectangular que ocupa todo el ancho del pasillo. En ese punto se ha hallado un conjunto de restos óseos correspondientes a unos 15 individuos calcinados, donde no se observa ni ceniza ni carbón. Llaman la atención dos hallazgos: una mano y un pie completos, en perfecta conexión anatómica. La primera está encogida, con todos los huesos completos. Se cree que se celebró algún tipo de banquete con animales, pues también se han recuperado restos cárnicos, al lado de la pira funeraria, como paletillas, probablemente de jabalí y las patas delanteras y traseras de una vaca. Los huesos de estos animales tienen huellas de haber sido roídos por cánidos, seguramente perros que convivían con la comunidad.

El monumento sufrió un proceso de utilización y una fase de clausura espectacular, que consistió en desmantelar todo lo que era el túmulo previo, es decir, el amontonamiento de piedras y tierra alrededor de la estructura megalítica y también el pasillo. Los bloques extraídos del corredor se hallaron depositados, intencionalmente sobre el nivel funerario del interior de la cámara, inutilizando esta para nuevos enterramientos y, por tanto, impidiendo que el monumento siguiera conservando su primitiva función de tumba. En el momento en que se desmantela deja de ser una tumba para convertirse en un monumento conmemorativo, en un lugar de reunión, agregación poblacional, referencial para el grupo humano que durante un milenio ocupó y reutilizó el lugar como tumba.

En el interior, sumando los restos encontrados en la pira funeraria, se han hallado huesos de unos 85 individuos. Junto a los restos humanos se han recogido también diversos objetos de sílex (microlitos, láminas, puntas de flecha) y adornos varios (colmillos de jabalí, cuentas de collar en variscita, crisotilos, lignito…), todo ello como ofrendas de ajuar funerario. Ha llamado la atención el hallazgo, hasta el momento, de un 30 por ciento de infantiles de hasta 11 años, un escenario que es bastante anormal en este tipo de tumbas porque frecuentemente no se enterraban en ellas a niños. Este hecho se contrapone al resto de dólmenes del territorio nacional, en el que prácticamente no se encuentran individuos subadultos y en los que destacan los hombres sobre las mujeres.

Otro de los aspectos destacables es la existencia de violencia en el dolmen, algo que argumenta en el hallazgo de varios disparos por punta de flecha, algunos de ellos con supervivencia y otros con una regeneración inconclusa. También traumatismos craneales que se han demostrado como los causantes de la muerte del individuo en poco tiempo. Entre los numerosos cráneos encontrados destaca el de una anciana, de unos 50 años en su época, con una cirugía por saneamiento de alguna patología en uno de los oídos y que aún está en estudio.