Lo que ahora se conoce como Dolmen de los Bermejales es en realidad la tumba número 7 de la Necrópolis Megalítica del Pantano de los Bermejales. Se trata de un dolmen de corredor de cortas dimensiones con una cámara sepulcral al final del mismo a la que se accede por una oquedad tallada en medio de dos lajas unidas. Hay que reconocer que la oquedad es de pequeñas dimensiones, y al verla, uno se pregunta cómo de complicado debía de ser introducir un cuerpo muerto allí dentro, dadas las dimensiones de dicha oquedad.
Tiene 9,45 m de largo, 2 m de ancho y 1,80 m de alto. Tiene dos puertas que separan la galería en tres secciones. El dolmen estaba rodeado por un círculo de piedras, de 20 m de diámetro, cubierto con un montículo de tierra.
Este dolmen fue descubierto en 1964, cuando cayó el nivel del agua del pantano, como consecuencia de la disminución del riego de verano. Ese año, el Jefe de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir solicitó permiso para llevar a cabo la excavación y la posterior transferencia fuera del nivel del agua de ese dolmen. Fue desplazado de su ubicación original y reconstruido piedra a piedra donde ahora se encuentra para evitar que quedase sepultado bajo las aguas del embalse. Se le dio una nueva ubicación a unos 340 metros al noroeste de su ubicación original, fuera de la línea del nivel del agua. Durante la excavación aparecieron cerámica, cobre, huesos y cuatro cráneos.
Los megalitos del Pantano de los Bermejales están datados entre el Neolítico y la Edad del Bronce, construidos en piedras de diferentes tipos de las inmediaciones. La baja altura de los túmulos ha conducido a su desaparición casi total, aunque hay indicios sobre su existencia. |