LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

CUEVAS SANTAS DE DALT

Las Cuevas Santas o Coves Santes (en valenciano) son una serie de cuevas en las paredes del Cabo de San Antonio de Jávea. No son muy conocidas, pero encierran una gran historia. Están en el acantilado del cabo. Son de difícil acceso porque se encuentran directamente en las paredes suspendidas sobre el mar.

La cavidad se divide en dos pisos, accediéndose a ella por el superior, con múltiples aberturas al exterior. El piso superior lo forman una sala, un corredor que comunica con el piso inferior y una salida a una repisa muy estrecha en el acantilado. Al fondo de la sala en dirección oeste un corto pozo de 5 m. es la comunicación con el piso inferior. Este pozo tiene una pequeña sala adosada de roca compacta con indicios de formaciones, tras superar un escarpe se llega a un paso muy estrecho que todavía no se ha forzado, desde donde se observa una probable continuación. El piso inferior es una sala con el suelo muy inclinado y dos gateras (una impenetrable y otra que da al acantilado) en dirección SO. Toda la cueva se desarrolla en arenisca muy descompuesta por la acción eólica.

En el siglo XIV, los monjes jerónimos se instalaban en parajes aislados del mundo, en busca de la soledad y la tranquilidad para encontrarse con dios. Alrededor de 1340, hubo un movimiento en que numerosos grupos se convirtieron en ermitaños y se dispersaron por los reinos de Castilla y Aragón en busca de cuevas, montañas y otros lugares apartados. Aquí en Xābia, doce fieles se retiraron a las llamadas Coves Santes, bajo el Cabo de San Antonio. Entre esos religiosos, destaca una figura muy conocida: Sor Catalina Bas. Nacida en Xābia, desarrolló su devoción religiosa en este mismo lugar. Su casa era una cueva más alta que la del resto de ermitaños, también en el Cabo de San Antonio, de muy difícil acceso y que aún se conoce como la cueva de Sor Basota. Los jerónimos habían fundado un monasterio en Les Planes (nombre que recibe esta zona de Jávea en la que el Montgó desciende en una planicie hacia el mar), que era permanentemente atacado por los berberiscos, quienes se los llevaban como rehenes. Finalmente, la orden se construyó otro monasterio en tierras del interior, para dejar de sufrir estos ataques, y se "mudaron" al Monestir de Sant Jeroni de Cotalba, en Alfahuir, a ocho kilómetros de Gandía.