El conjunto rupestre de la Cova dels Rossegadors o se localiza a unos 7 km al norte de la población de La Sènia (Tarragona), en un paraje quebrado y excepcional. El abrigo se halla en la ladera izquierda de un meandro del cauce y prácticamente en el inicio del citado «segundo barranco» tributario del río Senià. Desde este enclave se distinguen, además de los riscos de Les Rabosses, la Penya de l′Áliga (796 m) y La Tossa (950 m) El conjunto rupestre se encuentra ubicado en un abrigo de unos 25 m de largo —en función del desarrollo total de su cornisa—, entre 3 y 8 m de altura —primera y segunda visera—, una profundidad máxima de unos 5 m, y orientado al E-SE. Constituye una cavidad integrada por rocas calizas grises y blanquecinas del mesozoico.
En la actualidad, el abrigo se encuentra protegido físicamente con un muro de mampostería que delimita un recinto de 15 m de largo por 3 m de ancho y 3,50 m de alto, donde se conservan los paneles pintados. La antigua caseta para resguardar el polvorín, de unos 2,50 m de ancho, por 2 m de altura, fue eliminada, aunque sobre la pared han quedado restos del cemento, que marcan la estructura de la garita y afectan a varias figuras.
En el exterior del muro de protección y fuera de la puerta de entrada, quedan unos 7,50 m de cavidad y, en el extremo opuesto, al otro lado del recinto, se prolonga una zona de 1,50 m. En estas áreas no se han localizado restos de pinturas. El suelo del espacio interior se encuentra, aproximadamente, a unos 75 cm por debajo del nivel de base original, actualmente encubierto y oculto por un empedrado de losetas de roca natural. En consecuencia, ciertas figuras quedan prácticamente en la misma línea del suelo y cabe la posibilidad de que algunas hayan quedado enterradas bajo el pavimento artificial.
La pared de la cavidad presenta una grieta que cruza en diagonal y de arriba abajo el centro del conjunto rupestre causando diversas aberturas en la superficie que fueron aprovechadas para distribuir las composiciones pictóricas a ambos lados y, asimismo, son utilizadas por distintas especies de insectos para alojarse y anidar en ellas. Esta fisura, o plano de estratificación, viene dada por el buzamiento, en dirección NE, de las capas calizas las cuales provocan un desnivel del suelo de la cavidad que fue reformado y nivelado artificialmente con el citado empedrado; la base del abrigo ha quedado dividida en dos cotas a las que hoy se accede mediante tres escalones que permiten un cómodo acceso por el recinto.
La superficie de los ocho paneles que constituyen el conjunto es relativamente lisa, aunque presenta distintos planos con irregularidades provocadas por desprendimientos y desconchados que degradan los motivos pintados, así como escorrentías, coladas estalagmíticas y capas de carbonato cálcico que recubren un cierto número de representaciones. Además, determinadas figuras fueron mutiladas o ralladas con saña. A pesar de ello, el estado general de las pinturas es aceptable, sobre todo si las comparamos con las de otros conjuntos, como la misma Cova Centelles donde las capas y concreciones de calcita recubren y ensombrecen un número significativo de elementos pictóricos.
El registro de las representaciones de la Cova dels Rossegadors asciende a 211, sin embargo, si tenemos en cuenta que algunas cedulas reúnen a más de una figura o resto, el repertorio total de motivos pintados alcanza un mínimo de 240 unidades. Las representaciones se reparten a lo largo de un paredón con distintos agrupamientos, los cuales se han distribuido en 8 paneles:
∗ Panel I. Situado muy cerca de la puerta de acceso al conjunto. Constituye un pequeño grupo de restos entre los que destaca un cáprido de gran cornamenta que, en posición de carrera, desciende hacia la izquierda del friso. Posiblemente los restos de una escena de captura.
∗ Panel II. Siguiendo hacia el interior del recinto, y a 1,33 m del citado cáprido, se observan los restos de algunas figuras humanas, un grupo de arqueros, situados en el extremo superior del panel —en dirección al animal aludido del panel anterior—, y otro agrupamiento de arqueros con cuerpos estilizados y realizados en posiciones dinámicas, en marcha y a la carrera, y en actitud de disparar el arco hacia la derecha donde se observan algunos restos de posibles animales muy deteriorados. Entre estas representaciones sobresale la de un personaje que, con una larga cuerda, tiene amarrada a una cabra; posiblemente se trata de una escena readaptada con adiciones posteriores.
∗ Panel III. Comprende varias composiciones con escenas conformadas por arqueros, la más destacable está protagonizada por un agrupamiento de figuras con piernas gruesas, que corren hacia la derecha, uno de ellos con tocado de «apéndices o antenas dobladas» se cruza con un personaje de tipología dispar —y con su arco se superpone a su pierna, mostrando una secuencia en la ejecución de ambos—. En la parte más alta del panel se observan tres figuras: un arquero y dos representaciones femeninas cubiertas con largas faldas. La primera carga un cesto o bolsa con tirantes y la segunda sostiene una criatura. La realización de esta escena de carácter social o familiar, trazada en sentido diagonal hacia la izquierda, ofrece, conjuntamente con la paulatina disminución del tamaño de las féminas, una interesante perspectiva de la composición que produce la sensación de un movimiento en sentido descendente. Este panel contiene además otras figuras de distintas tipologías, estilizadas y filiformes, entre las que cabe señalar, el personaje del extremo superior con tocado de apéndices doblados y aspecto de desfallecimiento, junto a una escena de cacería muy degradada por la erosión.
∗ Panel IV. A unos 60 centímetros a la derecha y en una cota inferior se distinguen las figuras de este panel, formado por una docena de representaciones, en su mayoría restos, entre los que cabe destacar los de algunos cápridos, uno de ellos con una capa de fondo rojiza posiblemente para destacarlo o reverberación del pigmento, además se distingue una cierva proporcionada y realista, aparentemente despeñada, una dudosa ave que podría corresponder al atuendo de algún personaje, trazos paralelos y restos de una figura humana.
∗ Panel V. Recorriendo el mural hacia la derecha localizamos, a unos 105 centímetros, el espacio con mayor número de representaciones con tipos y escenas que expresan una rica y variada temática cinegética y ritual. En la parte más alta se distingue el núcleo más significativo del conjunto; se trata de una agrupación de arqueros de distintas tipologías, entre estos varios en posición de flechar y la representación de una supuesta mujer de cuerpo estilizado que va ceñida con una falda hasta las rodillas. Esta figura parece estar asociada con la figura de arquero de semblante similar. Ambas están delimitadas por manchones alargados de pigmento de un tono más claro, quizás para distinguirlas del resto. Frente a todo este grupo sobresalen dos majestuosos ciervos, solapados entre ellos, de anatomía proporcionada y realista con minuciosos detalles. El primer ejemplar, superpuesto al segundo ciervo, más retrasado, adopta una línea ligeramente ascendente y un tanto forzada que colisiona prácticamente con los arqueros. El segundo animal, herido con una flecha clavada en el dorso, atañe a una escena de cacería que confirma un cierto proceso en su elaboración con repintes y adiciones. Posiblemente este ejemplar corresponde a un momento precedente respecto al ciervo anterior. Cabe anotar que en un nivel inferior a los ciervos todavía se distinguen los restos de otros cuerpos de animales pertenecientes a cacerías que ocupaban este espacio. Cabe destacar también la presencia de la citada representación femenina asociada, posiblemente, a una escena con arqueros y cacerías. En un nivel inferior a los ciervos se observa un espacio con una escena protagonizada por figuras humanas, un trazo en forma de horquilla, una posible colmena, interpretada como una ave, y además, dos posibles abejas, un trazo y restos de un posible cuadrúpedo. La presencia de supuestas abejas, alrededor de la figura humana, aparentemente tumbada o extenuada en el suelo, sugiere que ha sido picada por los insectos; esta suposición parece confirmarse con la posición de los brazos en alto del personaje expresando un gesto para ahuyentar a las abejas o sobresaltarse por el suceso. A escasos centímetros por debajo se distinguen otros tres personajes de distinta constitución, entre ellos cabe mencionar el descrito como hechicero enemigo herido, que muestra rasgos humanos y de animales (cáprido), posiblemente se trata de una figura repintada y transformada. Por debajo del citado personaje y atravesando la grieta o plano de estratificación de la pared, y en dirección a la base del panel, encontramos numerosos restos de figuras humanas y animales de diferentes tipos, con escenas de jabalíes y cápridos. En una de las composiciones se observa a un cánido, aparentemente un lobo, acosando a un jabalí en actitud defensiva y con el pelo de la crin erizado. En el extremo inferior del panel y cerca del suelo actual, se percibe otro núcleo con cápridos y figuras humanas, algunas de ellas a la carrera, y cerca de estos encontramos un nuevo personaje que toma a una cabrita por los cuernos. A la derecha del personaje distinguimos un par de jabalíes muy deteriorados seguidos por un arquero a la carrera. El ejemplar más cercano al cazador constituye una hembra seguida por dos miniaturas de jabatos de los que solo se aprecia el más atrasado. Detrás de esta supuesta escena de cacería de jabalíes se distinguen varios restos de figuras humanas y arqueros, entre ellos cabría señalar un pequeño grupo de personajes, sin arcos pero con elementos esféricos en las manos, que se acercan a otro individuo sentado y, que entendemos, está amarrado por el cuello a una estaca con ramales o tronco con ramas. Parece tratarse de la escena ritual.
∗ Panel VI. Este panel queda prácticamente delimitado por el espacio que ocupaba la caseta del polvorín. El estado de conservación de la superficie es muy deficiente con grandes desconchados, en consecuencia la mayoría de representaciones están fragmentadas y resulta complicado ofrecer una interpretación de los mismos. No obstante, hay que señalar algunos restos de figuras humanas de rasgos proporcionados, estilizadas y filiformes, una de estas a la carrera y transportando una bolsa; un pequeño personaje desproporcionado y tronco minúsculo; una cabra despeñada de cuerpo completo y zoometría realista con sumo de detalles en cabeza, patas y pezuñas; y los fragmentos de la cabeza de un gran ciervo, aparentemente pintado sobre una capa de pigmento rojizo o reverberación de la misma pintura, esta afecta a otros dos motivos humanos yuxtapuestos a la cabeza del ejemplar faunístico.
∗ Paneles VII y VIII. Estos dos paneles vienen a concluir las representaciones del conjunto rupestre. El primero se localiza a unos 50 cm del Panel VI, y presenta a una figura humana estilizada que muestra una posible reverberación rojiza producida por el propio pigmento, lo que podría explicar tal efecto. El segundo y último panel, localizado a 2,50 m muestra algunos restos indeterminados. |