La mayor significación de esta cavidad consiste en haber sido santuario ibero. En este lugar se celebraron ceremonias que hoy nos son difíciles de esclarecer, ritos sagrados que tuvieron gran importancia dentro de la comunidad que los realizaba.
La boca de la entrada tiene forma triangular, con 2,20 m. de altura por algo más de 4 metros de ancho. Se abre a un espacioso vestíbulo usado por el hombre del Neolítico como vivienda. Los restos de esta época son la pervivencia más antigua de ocupación de la cueva. También se encontraron restos de la Edad del Bronce, romanos y hasta islámicos, pero, como ya se ha dicho, lo más destacable fue su uso como lugar sagrado por los íberos. Del vestíbulo, de la luz, se pasa por un pequeño paso a la oscuridad, a la negrura absoluta de un conjunto de intrincados pasillos pétreos que comunican varias salas más espaciosas que debieron ser lugar de celebraciones hoy olvidadas.
Entre los primeros se encontraron vasos caliciformes, tipo que se relaciona con rituales de libación y que podemos ver representados en algunas damas oferentes de la escultura ibera, como la del Cerro de los Santos. Los vasos griegos eran un producto de lujo que también era usado en ceremonias de especial significación, como puede acreditarse por su aparición en muchas necrópolis iberas. Tanto unos como otros se encontraron rotos, dentro de un manantial, en las profundidades de la cueva. Esta circunstancia, que se da en otras cavidades tanto de esta cultura como en otras del Mediterráneo, lleva a pensar que los iberos realizaban ritos donde el agua tenía un papel fundamental. El agua como fuente de fertilidad es un símbolo que ha llegado hasta el presente. Regaba los campos proporcionando la riqueza de abundantes cosechas, dando vida a las sociedades iberas. Cuando la sequía azotaba, la lluvia debió ser recibida como un don celestial. Por tanto, no es extraño que incluyeran el líquido elemento en sus creencias. Por otra parte, se han interpretado las cuevas como la representación del aparato reproductor femenino, hecho que aquí se ve acrecentado con la forma triangular de la entrada. Triángulo que, como símil del pubis femenino, es y ha sido símbolo de la fertilidad, relacionado en las culturas antiguas con cultos a la Diosa Madre. |