Con una altitud de 665 m.s.n.m. y una orientación Norte, se trata de una cavidad natural de complejo desarrollo kárstico que ha dado lugar a la formación de diversas salas, todas ellas angostas, a las que se accede a través de un estrecho pasillo de apenas 0,80 m de ancho y 1 m de altura. Se tiene constancia de su existencia desde antiguo, pues conocemos un graffiti escrito a lápiz en 1898.
Dada la dificultad de acceso que presenta la cueva, el estado de conservación de las pinturas es, en general, bueno. Aun así, procesos de descamación de la pintura han afectado a casi todos los motivos, con especial incidencia en los paneles 2 y 3.
Tanto el depósito arqueológico como los tres paneles de pinturas de color rojo se encuentran en la segunda sala: ∗ El panel primero se encuentra en el lado izquierdo a algo menos de dos metros de altura del suelo actual en una pequeña oquedad. Presenta a un hombre en pie, armado con bastón, un posible escudo y con un tocado en la cabeza, que mide 12 cm. El pie derecho se distorsiona en una forma antinatural. Le sigue una mancha indeterminada y a continuación una figura con los brazos en asa, las piernas abiertas y se cubre con un tocado. Más a la derecha, una figura femenina vestida con una especie de falda y tocado, sobresale de las demás. En cuanto a la siguiente figura su interpretación se hace más difícil, pues parecen dos personas recostadas con los brazos extendidos.
∗ El segundo panel, representa cuatro figuras estilizadas que conforman una escena de caza, la mayor de las imágenes mide unos 14 cm. Su interpretación parece mucho más sencilla.
∗ El tercer panel es una sencilla escena de caza en la que solo intervienen dos figuras, un arquero con el arco tensado en el momento de disparar la flecha y con las piernas en una postura antinatural (al igual que la figura del primer panel, mide algo más de 12 cm). Y una cierva que, como el arquero, está resuelta estilísticamente con trazos muy sueltos y seguros. |