La Cueva de Las Lapas destaca por su enorme boca orientada al Sur. Posee cerca de 30 metros de ancho por 5 de alto, dando acceso a una sala de grandes dimensiones de unos 40 metros de ancho por 30 m de largo. Al fondo de la misma el suelo desciende hasta comunicar con un piso inferior de la cueva, también de gran recorrido. Fue descubierta en la década de los 60.
Los sondeos realizados pusieron en valor un conchero donde se aprecian varios niveles. No obstante, en la pared derecha de la gran salda y al fondo, ya se podía apreciar la potencia de un gran conchero parcialmente cementado por las precipitaciones calcíticas. Es entendible que por la gran cantidad y variedad de moluscos encontrados, la cueva obtuviese el nombre de Las Lapas. Aparecieron también 3 vertebras de pez y esquirlas óseas de diferentes mamíferos. También en el fondo de la sala se lograron recuperar diferentes materiales que ponen en contexto la cueva: una lasca de silex, un fragmento de hoja denticulada del mismo material, restos de cerámica decorada a mano, etc. No debemos olvidar que también aparecen restos humanos de al menos un individuo. Todo ello nos lleva a pensar que estamos en un yacimiento de entre el Neolítico/Mesolítico hasta el Calcolítico/Bronce sin poder concretar una fecha exacta a día de hoy.
En un bloque muy aparente situado al fondo del abrigo de boca, detrás del cual se hallaron materiales sepulcrales del Bronce y las cerámicas romanas, se conserva una interesante manifestación rupestre. En una superficie muy lisa hay una representación de un rostro humano de perfil, con el cuello y la parte superior del tronco, cuyos únicos detalles interiores son la boca y el ojo y con el extremo de la cabeza ligeramente en punta. Mide 1,25 m de altura por 0,65 m de anchura y ha sido realizado con un carbón vegetal. |