LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

CUEVA DE LA PEÑA

La Cueva de La Peña se encuentra en San Román (Candamo), en el curso bajo del Río Nalón, próxima a su desembocadura y se trata de la cavidad con arte paleolítico más occidental de todo el continente europeo.

Conocida desde antiguo por los habitantes de la zona, el descubrimiento científico tiene lugar en 1914. La importancia de su arte fue rápidamente reconocida y motivó la declaración de Monumento Nacional en 1942. Acondicionada para la visita pública y sin un control efectivo sobre la misma, el trato recibido por los grabados y las pinturas motivó un gravísimo deterioro que obligó, en 1980, al cierre de la cueva y a la realización de estudios centrados en la conservación y recuperación medioambiental de la cavidad. Tras más de una década de reposo y recuperado su equilibrio interno, la cueva fue reabierta al público a finales de los años 90 del pasado siglo.

Se abre en la base de un cerro calizo y consta de una pequeña galería que desemboca en una gran sala, completando unos 70 metros de longitud. El acceso se realiza a través de una pequeña sala agrandada artificialmente para la recepción de los visitantes que comunica con una galería en la que en su parte derecha, y a una cota inferior, se encuentra una pequeña sala en cuyo techo se conservan diversas representaciones de carácter esquemático en color rojo (Sala de los Signos Rojos). Esta galería conduce hacia el espacio o sala principal de la cavidad donde se encuentra la práctica totalidad del conjunto artístico de la cueva (Salón de los Grabados). Esta sala, que sorprende tanto por su amplitud como por su altura, se encuentra delimitada perimetralmente por un conjunto de imponentes formaciones geológicas (columnas, coladas y concreciones estalagmíticas). En uno de sus extremos se abre una pequeña sala (Galería de las Batiscias), denominada así por la abundancia de insectos cavernarios presentes en la misma; tradicionalmente se indicaba la ausencia de representaciones paleolíticas en la misma, pero investigaciones recientes apuntan a la existencia de un pequeño contenido gráfico.

El espacio artístico (parte del gravetiense y alcanza el final de magdaleniense) se ubica en el Salón de los Grabados, con seis paneles.La cueva y sus pinturas debieron de tener un sentido mágico-ritual, a tenor de las habituales interpretaciones de este tipo de arte. Además, en su interior apenas se encontraron restos ni utensilios propios de haber hecho vida dentro de la cueva.

Destacan en él el Muro de los Grabados, por contar con el mayor número de imágenes y la organización más compleja con superposiciones, y el Camarín, una oquedad elevada con representaciones de caballos y bóvidos, dispuestas para ser vistas desde la propia sala, lo que demuestra una clara y atractiva concepción escenográfica