LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

CUEVA DE LA LOJA

La primera cueva con arte paleolítico descubierta en Asturias. La cueva de La Loja se encuentra situada a escasos 400 m de la localidad de El Mazo, entre Panes (capital de Peñamellera Baja) y Buelles, en la margen derecha del río Deva, sobre un escarpe rocoso de calizas caborníferas desde las que se domina todo el valle. La cueva no destaca por sus grandes dimensiones, ni por su complejidad geológica. Se reduce a una plataforma que domina el río tras la que se abre un vestíbulo que da acceso a una larga galería, angosta en algunos puntos, que se pierde en las profundidades de la tierra antes de volver a comunicarse con el exterior.

Orientada al este, el vestíbulo de entrada tiene una anchura de 4 x 12 m; de aquí parte una galería de unos 98 m de longitud, que presenta una diaclasa lateral con salida al exterior. Al final de la galería principal, y a la izquierda se aprecian asimismo dos sifones en funcionamiento: el primero funciona según el arquetipo vauclusense, y el segundo absorbe el excedente de caudal hídrico originado por las lluvias.

La Cueva de La Loja fue dada a conocer como yacimiento prehistórico en 1914 y cuenta con un depósito arqueológico magdaleniense ya descrito en 1929. Al mismo periodo se atribuyen las manifestaciones artísticas trabadas en sus paredes. Se tratan de representaciones animalísticas: varios bóvidos y un caballo.

A unos 5 m de la entrada aparece en la pared derecha y bajo un saliente, aparece un signo pintado en rojo de difícil interpretación. Aparece aquí también, pero en la pared izquierda y en la parte superior de una pequeña cavidad una vulva pintada en negro, formada por dos líneas curvas que se juntan en los extremos, formando una figura casi ovalada; también dentro de la cavidad y en su exterior aparecen digitaciones en negro. Cerca de la anterior, aparece, muy borrosa, la posible figura pintada en ocre de un bisonte que aprovecha el relieve natural de la roca para dar la forma del cuerpo. Existieron otras representaciones en el vestíbulo, pero hoy día están reducidas a manchas borrosas más o menos grandes del mismo color.

En una cavidad alta y estrecha que existe en la parte derecha de la galería, destacan, si bien son figuras de una cronología más adelantada, de la Edad del Bronce, un signo serpentiforme bastante llamativo, pintado en negro, y una figura aparentemente humana, con piernas y brazos extendidos. Cerca y en la parte derecha aparece el grabado, bastante desgastado, de una cierva, en la que para recrear la cabeza se aprovechó un relieve de la roca; mide unos 30 cm. En la parte final de la galería aparecen dos ciervas pintadas en negro.

Conocido por la gente del lugar como La Torada de La Loja, este panel se encuentra en la parte derecha de la galería, a unos 46 m de la entrada de la cueva, y en él aparecen las representaciones de 6 figuras y un signo en forma de aspa. Está a unos 3 m de altura en una especie de pirámide estalagmítica. Las figuras están grabadas en una costra negra, de una forma similar a pintar con tiza una pizarra; este grabado no se transmite a la roca, por lo que en las zonas en las que ha desaparecido la capa de manganeso también se ha perdido el grabado. Se ha especulado sobre si esta capa de manganeso, que tiene agua como aglutinante, fue aplicada por el hombre primitivo o si es algo natural que luego se aprovechó para dibujar los trazos.

La identificación de los animales no resultó fácil ya desde el principio, especialmente por la mala conservación del último animal. En la descripción original de 1911 se describe como compuesta por dos bóvidos que destacan en la parte delantera y que abren la marcha hacia la izquierda, uno en la parte superior y otro en la inferior; entre ellos aparece la cabeza de otro animal de la misma especie y es seguido por otros dos, representados prácticamente completos. Cerrando el conjunto aparece otro, interpretado como un bóvido macho adulto.

El panel se creó no para ser visto de frente, si no desde unos metros a su derecha, desde donde la conformación rocosa de la cueva hace aparentar que los animales están en marcha y saliendo de una zona tapada por la roca, estando el último animal saliendo de esa zona, por lo que está representando sólo en su parte delantera.

Se considera que los grabados fueron realizados dentro de las últimas etapas del Magdaleniense.