La cueva de El Juyo es un yacimiento del Magdaleniense Inferior más importante de la Península Ibérica. La excelente conservación del mismo permitió acceder a un espacio prácticamente virgen donde todas las evidencias arqueológicas habían permanecido intactas durante milenios. Se sitúa en el barrio que le da nombre, en el fondo de una dolina a la cual se accede a través de un camino asfaltado que termina en una explanada. La entrada actual es de pequeñas dimensiones, actuando además a modo de sumidero parcialmente activo por donde transcurre un pequeño riachuelo que ha formado en la roca un nivel subterráneo. El agua ha creado su "camino" inmediatamente por debajo del nivel habitado, con lo que su estratigrafía se ha conservado a la perfección, quedando el cauce muy por debajo del nivel fértil del yacimiento. Al acceder a su interior por la boca se accede al vestíbulo que se encuentra parcialmente colmatado por desprendimientos y coladas estalagmíticas. Adentrándonos en sus entrañas nos encontraremos con galerías de proporciones considerables que zigzagean hasta reducirse en su tramo final tras recorrer un total de 300 metros aproximadamente. Fue descubierta a mediados del siglo pasado.
La cueva contiene evidencias que abarcan desde los periodos Magdaleniense Inferior y Medio (17.000 - 14.000 años) hasta la época Altomedieval (siglos VIII - X), pasando por la Edad del Bronce (3.500 años) y por épocas visigodas (siglo VII)
Entre los varios niveles estratigráficos (más de 3 metros) desta el Nivel IV donde aparecieron diferentes estructuras que fueron interpretadas como un santuario paleolítico, con gran variedad de arte mobiliar, industria ósea como azagayas, punzones y agujas o algunos omoplatos de ciervo grabados. No solo los niveles paleolíticos aportan valor a la cavidad, ya que por encima de los mismos aparecieron otros materiales relacionados con la Edad de Bronce y, ya en superficie, cerámicas medievales. Además, en una sala interior, se hallaron restos de varios individuos asociados a cuentas (collar) de vidrio, los cuales fueron adscritos a época visigoda.
En las arcillas de decalcificación del techo del vestíbulo primitivo hay numerosos grabados lineales que no llegan a formar motivos claros, realizados con un instrumento de punta ancha y roma y algunos que parecen digitales. En otra sala interior se encontraron algunos grabados relacionados con el periodo de ocupación del vestíbulo, si bien es cierto que son escasos en número y modestos en su manufactura. Entre las figuras documentadas encontramos un cuadrúpedo sin extremidades (tal vez un caballo) y las cabezas de una cabra montés y de una cierva. Además por toda la cueva se han encontrado marcas negras relacionadas con el arte "esquemático-abstracto" de la Edad Media (s. VIII - X) |