La Cueva del Humo se encuentra a algo más de una decena de metros por encima de la cueva de las Conchas y su apertura es cenital. Es la entrada cenital de la cueva de las Conchas. Se extiende a lo largo de unos 12 metros de profundidad. Está situada, por tanto, en la misma diaclasa. Toma este nombre por el color de sus paredes que están ahumadas por las hogueras que los pastores realizaban en su entrada en las noches de invierno, hasta no hace muchos años.
Presenta un sólo panel con representaciones de muy difícil localización y a una altura considerable, lo que indicaría que la base de la cueva estaría mucho más elevada en el tiempo en el que se pintó. Aquí, aunque se encuentra prácticamente vacía se hallaron unas pocas puntas de flecha y multitud de huesos humanos, pero estaba muy alterada por los continuos saqueos de que fue objeto.
Del panel de pinturas que contiene solo una es la figura de un hombre con un palo, que mide 10 cm; posteriormente se descubrieron dos cuadrúpedos, quizás uno de ellos sea un toro pero no se tiene certeza de ello. El otro sí se puede identificar claramente por un ciervo. En cuanto a las figuras humanas no se parecen a las de las otras cuevas ni tampoco a las de otros modelos de estilo levantino. El arquero tampoco se podría catalogar como muy clásico, su arco muy pequeño así como la flecha que parece terminar en un arpón, al igual que la figura que porta un palo.
El panel completo tenía 6 figuras, cuatro son representaciones humanas entre las que sobresalen las del arquero que lanza flechas a un cérvido. Las dos restantes figuras humanas son algo más confusas de identificar, sin duda por el deterioro que el tiempo y el humo de la cueva ha ejercido sobre ellas.
Las figuras humanas no tienen las cabezas alargadas de las anteriores cuevas y presentan perfiles irregulares y muy separados de cualquier tipo clásico levantino; una de ellas es un arquero con flecha cruzando el arco, éste de pequeña dimensión, con una anómala línea saliendo del pico inferior, hacia arriba, y una corta flecha tensada sobre la cuerda del arco y tal vez con un arpón en su extremidad. El "palo" de la figura nombrada, tiene una especie de dientes, un tanto confusos. Un animal presenta las patas unidas, dos a dos, apenas diferenciadas en el par delantero. El ciervo tiene clavadas sobre el lomo tres flechas de las que salen verticalmente los vástagos con sendas emplumaduras, una lanceolada y las otras dos con plumas de cuatro o cinco ramas; del vientre le sale hacia abajo una extraña prolongación del espacio ocupado por las flechas, que sería aventurado interpretar como una caída de sangre. No hay ninguna diferenciación en cuanto a colores ni a técnicas. |