LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

CUEVA DE LOS HOYOS I

La cueva de los Hoyos I se ubica en Oreña al borde de una pequeña elevación caliza cubierta de vegetación. Fue descubierta en los años 50 del siglo XX. Presenta dos bocas: una, más accesible, de 3 m de alto por 1,5 de ancho, y otra más baja, a su izquierda, y que resulta de peor acceso. Está orientada al Oeste. La boca alta conduce a un pasillo de unos 7 m de longitud que a continuación gira a la izquierda, donde conecta con la galería que parte de la boca baja. Desde este punto la cueva continúa varios metros más, pero los grabados sólo se documentan en el pasillo de entrada de la boca alta. En el interior de la boca baja y en el ramal que conecta con el pasillo de la boca alta se descubrió un conchero con Patella vulgata e intermedia que fue datado en el Eneolítico, cerámica y una cuenta de hueso segmentada relacionada con yacimientos del Calcolítico Final del País Vasco, Francia y Gran Bretaña. Más al interior, a unos 18 m de la entrada, se encontró un broche de cinturón visigodo, para el que se ha propuesto una cronología que oscila entre inicios del siglo VII y mediados del siglo VIII. Finalmente, también se encontraron restos aislados de cerámica medieval. Los grabados esquemáticos se sitúan en el pasillo de entrada de la boca alta, a 3,5 m de distancia de la entrada y se extienden hasta que la galería tuerce hacia la izquierda, definiendo al fondo una especie de espacio sacral en el que se acumulan los motivos.

Aunque la cueva de los Hoyos I ha sido denominada en ocasiones también como El Ojáncano, es posible que esta denominación popular deba atribuirse en realidad a la cueva de Hoyos IV, cuyas bocas pudieran haber sugerido a los lugareños la cara de una ojáncana.

La cueva presenta una zona de algo más de 3 m de longitud llena de grabados lineales, con pátina antigua, alguno de los cuales están en parte cubiertos por una fina concreción de calcita, fruto de remotas filtraciones de agua hoy no visibles. Los principales motivos que se han podido identificar son los siguientes:
Reticulados: son los más numerosos, de tamaño variable, y se distribuyen por toda la zona de grabados.
Pectiformes: asociados a reticulados.
Aspas y esteliformes de seis puntas: frecuentemente agrupados por parejas o en conjuntos más numerosos.
Líneas subparalelas.
Escaleriformes o largas líneas verticales cruzadas por numerosos e irregulares trazos transversales.
Estructuras ovaladas cerradas que en su interior contienen otros trazos: Destacan un motivo formado por varios óvalos superpuestos en el friso del fondo, que ha sido interpretado como un posible antropomorfo; otro, con un anguliforme en su interior, interpretado como un heliomorfo; y un tercero, que contiene un gran reticulado.
Líneas en los contornos de las oquedades de la pared y el techo.