La Cova Foradá se abre en la parte Oeste de una loma de escasa altura que forma parte, con otras, del conjunto de las llamadas Muntanyetes de Oliva, últimas estribaciones de la Serra de Mustalla sobre la llanura aluvial litoral del Golfo de Valencia en término municipal de Oliva, provincia de Valencia. La importancia de la Cova Foradá de Oliva como yacimiento arqueológico queda demostrada tras los hallazgos realizados durante treinta y nueve años de investigación y estudios. Entre el Mesolítico y el Musteriense encontramos, sin solución de continuidad, toda la secuencia conocida del Paleolítico Superior, Magdaleniense, Solutrense y Graveto-Auriñaciense, no con el espesor del Parpalló pero si con densidad de hallazgos, ya que hemos de tener en cuenta la reducida superficie sobre la que se ha actuado. La singularidad de los niveles del Paleolítico Medio viene determinada por los hallazgos antropológicos correspondientes, como mínimo y por el momento, a tres individuos, entre los cuales, al menos el siglado como CF10 corresponde a un espécimen neandertal, con el cráneo completo, buena parte o la totalidad de la caja torácica, vértebras y costillas, quizá buena parte de los miembros superiores, y algún resto por atribuir de los inferiores.
En el momento de su descubrimiento como yacimiento arqueológico, en los primeros años de la década de los setenta del siglo XX, aparecía como una pequeña oquedad, más bien abrigo de unos seis metros de profundidad por siete metros de anchura; la causa, la interna meteorización de la roca caliza que había producido el hundimiento de la bóveda trasera, pero también de la bóveda de la parte delantera o de entrada en una longitud de unos veinticinco metros y anchura de veinte metros aproximadamente. Los bloques de la parte trasera permanecieron en el lugar por las dificultades de manipulación y extracción, mientras que, los de la bóveda de Poniente, habían sido rodados hasta el fondo del barranco para aprovechar la roca para la elaboración de cal en un horno instalado al efecto en el fondo del barranco, horno del que todavía subsiste su infraestructura "in situ".
La cueva posee dos entradas diferenciadas. Una frontal que sería la original y otra trasera que forma una especie de agujero que le otorga el nombre de Foradá. Se trata de una cueva de pequeña profundidad y altura, aunque con una estratigrafía rica y variada que completa desde el mesolítico, pasando por los diferentes periodos del Paleolítico Superior hasta el Paleolítico Medio. Sus paredes son de roca caliza y aunque de momento no se han hallado pinturas rupestres, no sabemos si con las nuevas tecnologías, un día hallemos huellas que el paso del tiempo ha borrado…
Desde luego nadie diría que una cueva en apariencia pequeña, es de una importancia para la investigación prehistórica impresionante por todos los restos hallados de los diferentes periodos. La cueva Foradá fue un auténtico territorio neandertal, pero también protagonista del Homo Sapiens cuando llegó.
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