LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

CUEVA DE LA DIOSA MADRE

Cueva de difícil acceso que se abre en una pared de roca caliza orientada al este, de algo menos de 40 m de altura, a unos 25 m de la base y unos 12 m de la cumbre. Junto a ella existen otras cuevas y abrigos. Todo el conjunto forma el llamado Poyo de los Letreros, situado a 950 m de altitud, en el Collado del Guijarral de la Sierra Molata, al este del río Segura. Fue descubierta en 1970. Se trata de una cueva de grandes dimensiones, con una boca cuadrada de 7 m de ancho y 8 m de altura, con una cubierta saliente a modo de visera. Tiene una profundidad aproximada de 8 m y se va estrechando en altura hacia el fondo, donde se encuentra un gran ábside natural dividido en otros cuatro más pequeños a modo de capillas, todo él elevado sobre un escalón.

En tres de estos ábsides se observan las pinturas que representan cuatro ídolos oculados.
✱ En el primero por la izquierda se observan unos ojos grandes enmarcados por pequeños arcos superciliares y dos amplias líneas vueltas hacia arriba, bajo cada ojo. Le faltan dos trocitos de pintura por desprendimiento de esquirlas de la piedra. Sobre la figura hay un trazo, al parecer, sin relación con la misma.
✱ En el segundo ábside no hay pintura alguna.
✱ La del tercero tan sólo se diferencia de los demás en que las líneas bajo los ojos son tres series. Se trata de un magnífico ejemplar que domina la cueva, prácticamente en el centro de la misma.
✱ El cuarto ábside lo comparten dos ídolos, uno de ellos algo diferente, con trazos más gruesos y los arcos superciliares prolongados por ambos lados, hasta casi unirse a las dos líneas inferiores, recogiendo mucho más la figura y concentrando la atención sobre los ojos profundos e inquisitivos. El otro, ligeramente ladeado, con los ojos de mayor tamaño y los trazos inferiores más abiertos y largos le dan movimiento y gracia. Sin duda, es del mismo estilo de los dos primeros.

A primera vista, todos estos ídolos parecen iguales, pero a poco que los observamos son todos diferentes, aunque, sin duda, pertenecen al mismo mundo espiritual.