Esta cueva natural abierta a los cortados de la costa mallorquina presenta una dilatada historia. Los restos más antiguos son las del Myotragus balearicus que se encontraron, pero en la entrada podemos observar un muro de aparejo ciclópeo que denota una ocupación humana de la prehistoria reciente.
La actividad humana en esta cueva parece ser continúa a lo largo de los siglos hasta que posteriormente, también fue ocupada por diversos pueblos hasta el alto medieval. Tanto es así, que existen indicios esporádicos de ocupación, pero las ocupaciones más relevantes datadas mediante radioisótopos de carbono sugieren tres épocas de para el asentamiento van de III milenio a.C. al II mileno a.C. y la época musulmana. De hecho los investigadores han podido relacionar las fuentes literarias con los hallazgos encontrados allí, un refugio de los musulmanes en la conquista cristiana a donde también habían llevado sus pertenencias más valiosas.
En el interior sorprende la enormidad de la cámara, y aún se aprecian todos los cuadrantes realizados con hilos de la excavación. A los lados se puede ver como otras pequeñas entradas de la cueva fueron completamente cerradas por firmes muros de piedra que se conservaron en su sitio durante todos estos años.
El acceso a la cueva, situada en los cortados de la costa oriental de Mallorca, puede presentar alguna dificultad. Lo más recomendable es ir desde Cala Varques, y caminar siguiendo la línea de costa hacia el norte hasta Cala Falcó. Aunque un poco más al norte, se debe bajar del cortado para acceder a una plataforma que se va ensanchando entre este y el mar. |