La Bahía de Málaga conserva en el acantilado del Cantal (Rincón de la Victoria), una serie de grandes cavidades naturales que fueron refugio de los primeros grupos humanos durante más de cuarenta mil años. En total suman dos kilómetros de galerías que albergan pinturas y grabados del Paleolítico superior y Neolítico, así como un potente yacimiento arqueológico prehistórico. Conocidas turísticamente desde mediados del siglo XX bajo la marca "Cueva del Tesoro", en realidad son tres cavidades: cuevas del Higuerón, del Suizo y de la Victoria. Tras las obras, la Cueva del Suizo (Sala del Lago) y la Cueva del Higuerón quedaron unidas en la actual Sala de la Virgen. A finales de los años 70, el tramo más prehistórico de esa unión se preservó del sector turístico pero hoy ya sí puede visitarse junto a la Cueva de la Victoria, de forma independiente a la Cueva del Tesoro propiamente dicha.
La Cueva de la Victoria se encuentra a pocos metros de la Cueva del Tesoro, de un entorno de alto valor histórico, cultural, patrimonial y científico. Recorre vestigios con 30.000 años de antigüedad del Arte Paleolítico Arcaico, pasando por el Arte Paleolítico Magdaleniense hasta llegar a los enterramientos Neolíticos o el Arte Esquemático de apenas 6.500 y 4.500 años.
La Cueva de la victoria fue una concurrida cavidad funeraria del Neolítico. Hace unos 13.000 años se plasmaron las siluetas de varios individuos en una de sus galerías. Cada uno de ellos se posiciona de una forma diferente frente al otro en representación de los vivos, pues en el centro de aquella galería se situaban los restos de aquellos que fallecían.
La tipología antropomorfa es la más numerosa del conjunto de pinturas con 67 individuos representados. La mayoría de las figuras humanas se basan en un esquema simple que representa el tronco y las extremidades superiores. Los vestigios encontrados en La Victoria van mucho más allá de las pinturas. Numerosas piezas han sido recuperadas y hoy siguen expuestas en el Museo Arqueológico Nacional como uno de los principales referentes neolíticos de la península.
El Arte Rupestre Paleolítico de la cueva pertenece al período Solutrense y se caracteriza por signos asociados a un zoomorfo en pintura roja, y distribución espacial que comprende todos los ámbitos de la cavidad. Por otra parte, la fenomenología esquemática de la cueva de la Victoria constituye un capítulo prioritario en el marco de la relación entre ciencia y sociedad: la Sala del Dosel contiene 98 elementos figurativos, la mayoría de los cuales se distribuyen en el Panel Dosel, superficie parietal con una extensión próxima a los 30 m. |