Este santuario del arte rupestre incluye representaciones detalladísimas de los arqueros cazadores neolíticos. Aparecen rodeados de un paisaje en el que predominan cabras y ciervos.
Desde la atalaya que es la Catxupa se divisa el Montgó, su valle y la partida de la Benitzaina, que conserva una magnífica casa fortificada y una ermita, ambas del siglo XVIII.
El yacimiento nos trasportaran 8000 años atrás en el tiempo, cuando los habitantes de nuestro territorio pasaron de ser cazadores recolectores a agricultores y ganaderos. |