LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

CUEVA DEL BOLOMOR

La Cueva del Bolomor es un yacimiento arqueológico situado a 2 km al sureste de la población de Tavernes de la Valldigna, en la Comunidad Valenciana. La excavación e investigación del mismo se realiza desde 1989 y ha proporcionado abundantes materiales prehistóricos, restos líticos, óseos, estructuras de combustión, así como fósiles de homínidos. El yacimiento es especialmente importante por su amplia cronoestratigrafía que abarca desde el Pleistoceno medio a los inicios del Pleistoceno superior, entre 100.000 y 350.000 años antes del presente. Los hallazgos más relevantes conciernen a los restos asociados al poblamiento humano más antiguo conocido de las tierras valencianas que corresponden al Paleolítico antiguo. La investigación ha documentado un excepcional y único registro prehistórico sobre la utilización de hogares a lo largo de 250.000 años, evidencias de fuego controlado que se sitúan entre las más antiguas de Europa. Los modos de vida de estos antiguos homínidos, una importante parte de ellos, han sido descubiertos por primera vez aquí con la incorporación de conductas novedosas en la utilización de los recursos alimenticios y las pautas de adquisición de los mismos. Representa un importante lugar a orillas del Mediterráneo para descubrir los orígenes y las características del poblamiento paleolítico europeo, las formas de vida de los neandertales y de otros homínidos que les precedieron.

La presencia de restos humanos en un yacimiento no suele ser frecuente. Sin embargo, su importancia radica en el número de implicaciones que tiene su aparición para muchos campos de la investigación. Por un lado, permiten realizar estudios de tipo paleoantropológico, es decir, permiten realizar estudios filogenéticos, determinando caracteres diagnósticos de una especie y situándola dentro del marco de la evolución humana. El análisis de los caracteres propios de cada resto puede proporcionar información muy valiosa para el conocimiento de la variabilidad de una especie, sus patrones de desarrollo, etc. Pero también, existen otros estudios, como los estudios de dieta a partir de los elementos traza o los análisis de patologías y/o traumatismos que pueden ayudar de forma significativa a entender los modos de vida de las comunidades humanas del pasado.

Sin embargo, la aparición de restos humanos en un yacimiento puede responder a diferentes procesos y agentes. Quizás, los más comunes están relacionados con actividades antrópicas, aunque también pueden ser producto de las actividades de carnívoros o incluso, consecuencia de eventos puntuales asociados a causas naturales. En esta línea las posibilidades para dar respuesta a la presencia de restos humanos en un enclave son varias, pero podemos destacar cuatro principales:
∗ La primera es la acumulación intencional de cadáveres, ya sea en forma de enterramientos o la simple deposición del cadáver sin preparación previa. En estos lugares, sobre todo aquellos que presentan condiciones de conservación optima, el cadáver suele estar completo con un alto índice de representación esquelética y una baja proporción de alteraciones óseas producidas por carnívoros.
∗ La segunda respuesta a la presencia de restos humanos está relacionada con aportes de carnívoros. Algunas especies, como las hienas, los leopardos o los lobos, suelen acarrear parte de los cadáveres que consumen hasta sus refugios o cubiles. De este modo, la aparición de restos aislados podría responder a transportes parciales de cadáveres depositados en otros lugares o a la caza o carroñeo de algún individuo. El elevado grado de mordeduras y fracturas generadas por este tipo de predadores caracterizarían los lugares que recogen este tipo procesos.
∗ La tercera posibilidad hace referencia al canibalismo, el cual parece estar presente a lo largo de toda la evolución humana y desde los momentos más tempranos en Europa. La identificación de esta actividad radica en la identificación de marcas antropogénicas sobre los huesos, tales como marcas de corte, evidencias de fracturación para acceder a la médula ósea, alteraciones térmicas intencionales o incluso, mordeduras humanas.
∗ Por último, la cuarta posibilidad que está más relacionada con eventos ocasionales, como accidentes, catástrofes o incluso causas relacionadas con la pérdida de algún miembro, como falanges o dientes. En estos casos, la recuperación aislada de elementos anatómicos y la propia ausencia de alteraciones de origen antrópico podrían ser factores identificativos de la existencia de estos procesos.

En la Cueva del Bolomor se han hallado siete restos fósiles humanos atribuidos genéricamente a la especie Homo neanderthalensis. La procedencia estratigráfica de algunas de estas piezas es difícil de determinar, ya que fueron recuperadas en sedimentos removidos por los antiguos trabajos de cantería. El resto de elementos fueron documentados en posición estratigráfica durante el proceso de excavación arqueológica.