Descubierta en 1989, la Cova del Barranc del Migdia, o del Migjorn, está situada a unos 404 metros de altura, sobre los riscos verticales del Montgó, justo donde empieza ese barranco. Tiene tres bocas o aberturas, la más grande, abierta al suroeste, es la que acoge el conjunto de pinturas rupestres; en el extremo opuesto, orientada a levante, se encuentra la entrada desde la que se efectúa el acceso al interior. En medio de la galería, entre esas dos aberturas, se abre un agujero colgado sobre la pared, orientado al sur, al que se accede desde la sala central de la cueva, espacio este que acoge la cámara funeraria del yacimiento. En total unos 38 metros de recorrido desde el acceso hasta la sala de las pinturas, aunque si contamos todas las galerías, el recorrido interior de la cueva es de 52 metros, con un desnivel máximo en el interior, entre el techo y el punto más bajo, de 9 metros.
Conserva un importante conjunto de pinturas rupestres de estilo esquemático asociadas a un enterramiento colectivo, también de época prehistórica. Fueron individualizados diez paneles pictóricos, y por tanto, con unas dataciones que podemos considerar coetáneas al conjunto de los enterramientos hallados en la cueva.
La gran mayoría de las pinturas fueron realizadas en pintura negra, mientras que los escasos motivos realizados en rojo presentan un reducido repertorio, formado básicamente por digitaciones o barras paralelas que se superponen los motivos pintados en negro. El amplio repertorio de las representaciones hechas en pintura negra está formado por barras, triángulos, rombos, y otras formas geométricas más complejas con forma de meandros y zigzags, de estrella, de peine, formas de animales cuadrúpedos (probablemente cabras), formas antropomorfas y un motivo complejo que puede ser interpretado como una figura semejante a un ídolo oculado sobre placa. En algunos casos forman escenas, como el conjunto de cuadrúpedos a la carrera del panel X, pintados sobre el techo de la cueva; o bien aparecen asociados, como ocurre con uno de los conjuntos más conocidos y significativos de la cueva, los dos pectiniformes (en forma de peine) horizontales y paralelos, y dos esteliformes (en forma de estrella) unidos lateralmente, situados justo por debajo de los pectiniformes. Así mismo, este conjunto, que parece representar un ídolo oculado, parece asociarse con un ídolo antropomorfo de cuerpo bitriangular, unido por los vértices, cabeza redonda y brazos formados por un trazo vertical.
Otro de los paneles más interesantes y mejor conservado, es el VIII, situado en un agujero o pequeña cavidad del techo de la cueva. Se trata de un conjunto pintado también en negro, con una gran figura central de forma redondeada, plana en la parte superior, que aparece rellena con trazos angulosos que describen una especie de retícula. Asociada probablemente a esta figura, aparecen algunos trazos sueltos situados a su alrededor.
La excavación ha dado un número mínimo de 10 y un máximo de 12 individuos, que se depositaron en distintos momentos, en paquetes o agrupaciones diferenciadas. Se recogieron 1.935 fragmentos de huesos humanos. Su estado de conservación, en general, es deficiente, en gran parte por los procesos tafonómicos vinculados a la dinámica de la cueva. |