LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

CUEVA DE ATLANTERRA

La Cueva de Atlanterra o cueva de las orcas, es un abrigo con representaciones rupestres localizado en el término municipal de Tarifa (Cádiz). Pertenece al conjunto de yacimientos rupestres denominado Arte sureño, muy relacionado con el arte rupestre del arco mediterráneo de la península ibérica. Como denominación de Cueva de Atlanterra se incluyen también otros tres abrigos, las denominadas Cuevas de los Alemanes I, II y III. Las covachas se sitúan a 100 metros sobre el nivel del mar en la Sierra de la Plata dentro de la finca de las Aguas de En medio en la Urbanización de los Alemanes. La cavidad, de no más de metro y medio de profundidad y otro tanto de ancho, se encuentra orientada a poniente, justo delante de donde las orcas vienen a capturar a los atunes desde hace cientos de años, según los datos del cuaderno de bitácora de la almadraba de Zahara de los Atunes, propiedad de los Duques de Medina Sidonia, donde describen la presencia de las orcas por la bahía de Cádiz. El hombre prehistórico que poblaba estos lares descubrió que los más poderosos depredadores del gran azul, las orcas, llegaban al Estrecho en busca de un gran tesoro proteínico en forma de atunes.

La existencia de esta cueva fue publicada por primera vez en 1975 nombrada como la cercana urbanización de Atlanterra. Esta cueva, abierta al este, tiene forma semiesférica y posee unos escalones en su entrada que permiten su acceso. Posee gran cantidad de representaciones rupestres de diversas tonalidades en las que podemos distinguir formas humanas y animales. La figura más destacable del conjunto es una gran abeja pintada en el margen izquierdo de la pared. Rodeando a esta figura aparecen líneas y algunas esquematizaciones de zoomorfos. Sobre la abeja se aprecian cuatro antropomorfos formando parte de una misma figura y que parecen portar una cruz de gran tamaño. Varios zoomorfos y antropomorfos más completan el conjunto que muestra una escena funeraria datable en la Edad de Bronce aunque repintada durante un periodo de tiempo muy prolongado como muestra la diferencia de tonalidades de los pigmentos.

Llama la atención las hendiduras y las pinturas en la pared que parecen marcar las estaciones del año, concretamente la primavera que es cuando llegan los atunes y las orcas. Alrededor de la cueva, si nos fijamos atentamente, encontraremos en el suelo tumbas antropomórficas que datan de la misma época que las pinturas.

Algunos estudios dicen que gracias a esta cueva los hombres del paleolítico podían conocer los ciclos del atún, por su situación se distingue perfectamente la costa y las orcas que vienen a capturar a los atunes.