LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

CUEVA DE ARDALES

Descubierta cuando el terremoto de 1821 abrió la entrada, esta fue, paradójicamente, la primera cueva turística de España. El lugar quedó expedito para los turistas a dos reales la visita en 1823, tan pronto como los primeros mineros comprobaron que aquello que allí brillaba no eran diamantes sino calcita. Treinta años después, Trinidad Grund dispuso las escaleras por las que todavía se accede y creó uno de los primeros paquetes turísticos del país: alojamiento en Carratraca, baños termales y visita a la cueva, amenizada en noches especiales con espectáculos flamencos.

Durante la Guerra Civil la cueva sirvió de refugio a los ardaleños, a los que la aviación franquista bombardeó sin piedad. Luego cayó en el olvido, hasta que en 1985 se decidió su reapertura previa limpieza de las toneladas de basura acumuladas durante décadas.

La gruta tiene un recorrido de algo más de 1,5 kilómetros entre espectaculares estalactitas y estalagmitas en calizas y mármoles del Triásico y, por supuesto, vestigios del primer arte pictórico. El lugar fue un refugio que conserva el rastro de las primeras cocinas y salas de estar.

La cueva alberga signos de un lenguaje antiguo: la marca de los dedos de un niño de hace 35.000 años, que pintó la roca con óxido de hierro. También contiene un raro ejemplo de mano negativa: la silueta de la mano marcada en la pared gracias a una técnica que, con dos canutillos y un cuenco con pigmento diluido, recuerda a un espray primigenio.

Hay decenas de figuras animales en escenas con hasta 25.000 años de antigüedad, descubiertas en 1918, y once figuras de mujer. "Arte primigenio" que a veces requiere de una mirada aguda. El lugar también contenía un notable osario, y quién sabe cuántos más secretos guarda en su interior.