LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

CUEVA DEL ÁNGEL

La cueva del Ángel se refiere a un conjunto de cavernas ubicado en la sierra de Aras, a una altitud de 620 m.s.n.m., perteneciente al municipio de Lucena, en la provincia de Córdoba. Aquí se encuentra un yacimiento achelense que se extiende desde el Pleistoceno medio hasta el Pleistoceno superior. El estudio de los numerosos restos óseos y líticos encontrados con claras evidencias de exposición al fuego junto con el hallazgo de una estructura de combustión extensa y profunda, respaldan la hipótesis de que durante esta intensa ocupación existía un procesamiento y consumo de grandes mamíferos.

La primera cavidad es una plataforma de relleno al aire libre. Puesto que esta zona del yacimiento se sitúa a cielo abierto, la presencia de espeleotemas indica que originalmente existía un abrigo rocoso que colapsó en algún momento indeterminado del pasado (presumiblemente durante el Pleistoceno Superior) dando lugar a la estructura a cielo abierto que se observa hoy en día. Es relevante la presencia de una estructura de combustión bastante extensa en superficie y de 1,5 m de potencia máxima que sugiere una ocupación prolongada e intensa del sitio por parte de grupos humanos.

La segunda, es una cavidad situada a pocos metros de la anterior en dirección NE en la que se encuentran bloques de derrumbe. Esta estructura parece ser el último vestigio de la cueva original.

La tercera estructura es una sima vertical con una profundidad de unos 100 m situada bajo la cavidad anterior y con la que además se comunica mediante dos estrechas oquedades. En esta sima se encuentra un cono de derrubio de unos 70 m de altura compuesto por bloques, clastos, arcillas, huesos y restos de industria lítica. En el año 2009 se excavó un túnel que da acceso a esta sima y que tiene por objetivo facilitar el paso a los investigadores, así como permitir el acercamiento del público.

Se han encontrado multitud de restos óseos en su mayoría muy fragmentados y con claras evidencias de exposición al fuego. La mayor parte de ellos pertenecen a équidos (Equus ferus) seguido de bóvidos. Debido a su fragmentación es difícil determinar si estos restos de bóvidos corresponden a bisonte (Bison priscus) o a uro (Bos primigenius). Aunque en menor proporción, también se han hallado numerosos restos óseos de jabalí (S. scrofa). Es notable la sistemática fractura de los huesos con el objetivo de acceder a la médula ósea.

La industria lítica encontrada corresponde a un Achelense con ausencia de Levallois. El material utilizado es en su inmensa mayoría sílex, con la escasa presencia de piezas de cuarcita y calcita. De las más de 5000 piezas analizadas, más de la mitad son lascas, laminillas y raederas. También se han encontrado 50 bifaces, además de buriles, raspadores y núcleos con la ocasional presencia de puntas y perforadores.

En el año 2012 se encontró el primer resto de homínido en la sima. Éste corresponde a una diáfisis de fémur y a pesar de que no hay una datación absoluta, la industria Achelense asociada y el grado de fosilización permite asignarlo a un pre-neandertal. Posteriormente en el cono de derrubio de la sima se desenterró más de 800 restos óseos humanos correspondientes a más de 50 individuos entre los que se encuentran tanto infantiles, como adolescentes y adultos. Estos restos se encuadran en el Neolítico y en el Calcolítico exhibiendo claras diferencias. Los restos neolíticos aparecen con evidencias de exposición al fuego y con marcas de corte, ambas ausentes en los restos pertenecientes al Calcolítico. Debido a la distribución de los restos de los dos periodos, así como del tipo de fractura, se deduce que los cuerpos no fueron depositados en la sima, sino que fueron arrojados. Esto señala a que posiblemente los restos fuesen arrojados a través de las oquedades que comunican la cavidad superior con la sima.