LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN ESPAÑA

COIMBRA DEL BARRANCO

La antigua ciudad ibera Coimbra del Barranco Ancho, perteneciente a los siglos IV-II a.C. se localiza en Jumilla (Murcia). Controlaba estratégicamente el acceso a la cuenca del Segura desde la Meseta Central. Además de estar perfectamente conectado con la vía Heraclea y el camino Complutum-Carthago Nova. Y tenía acceso directo a la vega del Segura por el curso de las ramblas del Judío y del Moro.

El actual yacimiento conserva los restos de un poblado, un santuario y un grupo de tres necrópolis: la del Poblado, la de la Senda y la del Barranco. El poblado destacaba por su tremendo sistema defensivo: una muralla de piedra de más de tres mil metros de longitud y dos puertas (una al oeste y otra al este), protegidas por sendas torres y dos casas fortín adosadas a cada lado.

El sistema quedaba extendido en el interior del poblado gracias a las fachadas de la primera hilera de viviendas, que formaban una segunda línea de defensa, quedando un espacio entre estas y la muralla. Las viviendas se disponían en terrazas, creando manzanas rectangulares que definían calles en damero, que servían también para evacuar las aguas de lluvia.

La situación estratégica de Coimbra no venía dada solo por el control de las vías de comunicación cercanas, sino también por la abundancia de recursos naturales indispensables: la riqueza de los suelos, seguramente serían aprovechados para cultivar cereales, ricos recursos hídricos, la explotación de los abundantes recursos forestales de la Sierra de Santa Ana y, muy posiblemente, la explotación del esparto.

Desde el año 1977 se han excavado dos necrópolis y se han documentado más de doscientas tumbas. Entre las tumbas de la necrópolis del poblado destaca la tumba 70, de carácter principesco, por su extraordinario ajuar y su estructura monumental.

A destacar, dentro de los hallazgos en el conjunto arqueológico, varios ejemplos de escritura sobre cerámica, algunos de origen griego, como una tablilla de plomo aparecida doblada que quizás conserve un texto económico del siglo IV antes de Cristo.

Del santuario apenas permanece un exvoto de bronce, restos de algunos pebeteros de terracota en forma de cabezas masculinas y femeninas, muchos fragmentos de cerámica y unas curiosas mascaritas de oro y plata que no se sabe si son ofrendas o representaciones de la divinidad.

En la necrópolis del poblado se encontró una interesante pieza de escultura, un cipo (pilar-estela) de 45 centímetros de base y 90 de alto, llamada Estela de los Jinetes Ibéricos, es una de las mejores esculturas de la plástica ibérica, comparable a la Dama de Elche. Representa una figura sentada que toca con la mano la frente de un niño, mientras que en las demás aparece un jinete.