La Ciudadela Ibérica de Calafell es el nombre con el que se conoce el yacimiento arqueológico de Alorda Park, en el municipio de Calafell, en Tarragona. La singularidad de este yacimiento es que se ha aplicado arqueología experimental. Se trata de un yacimiento arqueológico frente al mar excavado desde 1980. Es un recinto fortificado que se fundó a principios del siglo VI a.C., en época ibérica, segunda edad de hierro. Se interpreta como la sede de un caudillaje de la tribu ibérica de los Cossetanos; en su interior y rodeado por potentes murallas con la reproducción de una torre romana, hay un palacio y numerosas dependencias.
La particularidad de este yacimiento arqueológico es que se trata del primer yacimiento arqueológico de la Península ibérica que ha sido reconstruido con técnicas de arqueología experimental sobre los mismos restos. La reconstrucción permite ver y entrar en las casas, subir a las murallas, torres, así como examinar reproducciones de objetos de la cultura material de los íberos.
La ciudadela ibérica de Calafell se construyó durante la segunda mitad del siglo VI a.C. Las primeras casas, de planta alargada, se dispusieron de forma radial y se adosaron por la parte posterior a un muro que hacía la función de muralla. Hacia finales del siglo V a.C. y principios del cuarto, el poblado sufrió importantes reformas. Se redujo su superficie y se construyó una nueva muralla al norte, reforzada con torres, a la cual se adosaban casas alargadas, aunque en la parte central del poblado aparecen grandes casas de planta cuadrada. La puerta de la muralla estaba al lado de una torre de guardia. El urbanismo de esta época es regular, con calles de trazado rectilíneo que contaban con canales para la circulación del agua de la lluvia. En el siglo III a.C. se construyeron nuevas casas de grandes dimensiones en la zona norte, a las cuales se accedía a través de corredores. Esta fue su época de esplendor, un esplendor que no tardaría en desvanecerse trágicamente. La ciudadela fue abandonada paulatinamente a partir de finales del siglo III a.C. y principios del segundo, debido principalmente a las vicisitudes del período (la segunda guerra púnica y las rebeliones de la resistencia anti-romana). Durante el siglo II a.C. tan solo permanecerán algunas pocas casas dispersas, y ya en el siglo I a.C., abandonado el poblado ibérico, se construyó una gran domus romana en la parte sureste del asentamiento que acogió a una familia patricia.
Las primeras casas complejas de la ciudadela de Calafell surgen en el siglo IV a.C.: tienen 3 habitaciones y 60 m². Con el tiempo, irán siendo más grandes y de planta más compleja. En el siglo III a.C. se construyen grandes casas a las que se accede por un corredor que hacía de distribuidor, con superficies de entre 280 y 370 m². En el siglo V a.C. se construyó un pozo de 10 m de profundidad y 1,60 m de diámetro. Además, la ciudadela contaba con molinos de rotación, utilizados para moler cereales y habas, y molinos de vaivén, utilizados para procesar minerales. |